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Plasma arte en cuerpos humanos

Superiberia

Córdoba.- “Cuando le hago un tatuaje a una persona estoy plasmando mi arte, le estoy dejando mi firma para toda la vida, es una forma de trascender”. Así lo dio a conocer “Korn”, reconocido tatuador cordobés que por más de 10 años ha demostrado ser uno de los mejores en todo el Estado.

Ubicado sobre la avenida 1 entre calles 4 y 6  se encuentra “New Skull Social Club by Korn”, un establecimiento donde trabajan en conjunto 4 tatuadores, quienes se reúnen cada tarde para conocer las nuevas tendencias en la moda del tattoo, siempre respetando el estilo de cada uno.

El lugar pasa desapercibido por las personas que caminan sobre la banqueta, ya que su fachada no es muy grande, pareciera un lugar viejo, cuya pintura está desgastada y con algunas marcas del tiempo; al entrar huele a tinta, un olor especial como de un cierto químico y si se tiene el olfato desarrollado se puede detectar un insignificante aroma a jabón. 

En la recepción están las carpetas de los tatuadores, un par de cuadros, fotos y unas sillas; una sala con una camilla que se usa para tatuar las costillas, la parte baja de la espalda o bien las piernas, espacio no tan privado, pues tiene conexión con las demás salas; asimismo se puede observar una computadora e impresora para sacar los sténciles. 

 

Orejas con expansiones

José Muñoz Vázquez, mejor conocido como “Korn”, tiene 29 años, mide aproximadamente 1.70 cm, es de tez apiñonada, sus orejas con expansiones y los brazos tatuados, en el derecho tiene a Pedro Infante, a quien considera su ídolo. Su vida académica está dedicada a su pasión, ya que desde pequeño dibujaba y estaba entusiasmado con algún día plasmar sus ideales en alguna pared importante de un museo. 

“Empecé trabajando como hobbie hace más de 10 años, sin embargo con el paso del tiempo me di cuenta que mucha gente se acompleja de su imagen y no ven lo que pueden hacer de él con la pintura perfecta”, expresó José, mientras tatuaba a una joven en la espalda, miró la flor que estaba plasmando, la piel estaba muy irritada, apenas terminaba una línea o una sobra y pasaba un algodón humedecido con antibacterial para poder limpiar la tinta sobrante.

La tocó con los dedos, suavemente, prácticamente la rozó, dijo que la curva que se hace en las costillas era ideal para que la flor fuera volando por el viento cual hoja de papel. Era impresionante su nivel de concentración, podía platicar, pero sus ojos siempre fijos a la espalda de la joven, tenía los movimientos calculados y ensayados: tatuar y limpiar, una y otra vez; la máquina en una línea horizontal perfecta, haciendo líneas o pintando el relleno.

Cuando descubrió su amor por el arte y su nueva pasión por el cuerpo, emprendió el nuevo camino de la vida de un tatuador sin imaginarse a qué se iba a enfrentar, pero sabía que el museo con el que soñó de pequeño eran los cuerpos humanos.

-¿Qué se requiere para ser un tatuador profesional?

-Pues la verdad creo que se requiere ser hábil en el manejo de la aguja, pues ver a la gente sufrir no es fácil, pero sabes por qué lo haces, aunque también no hay que ser egoístas, pues si ellos te dicen que ya no, debes de dejar inconclusa tu obra y solamente esperar que algún día se animen a regresar.

Su espacio dentro del local “New Skull Social Club by Korn”, está lleno de fotos de los tatuajes que han marcado su vida, es sólo una pequeña esquina donde crea estas obras de arte, en su pequeño escritorio tiene una botella de agua, bocetos inconclusos y discos de música. Korn afirma que un tatuaje no es una moda, se necesita una convicción, un por qué claro y firme para aguantar el dolor, las posibles discriminaciones en la sociedad y sobre todo tener la consciencia de que se modifica el cuerpo para toda la vida.

“En un promedio sólo tres de diez personas llegan con un diseño propio o con la idea propia de algo que significa algo trascendente, y esas personas son las que vienen a buscarnos, pues los tatuadores se especializan, yo por ejemplo, me gusta lo clásico y los ambientes orientales: las caricaturas, letras, paisajes o símbolos”, afirmó José; sin embargo dijo que es frecuente que los chavos de 18 años les surge la idea de hacerse un tatuaje, pero sin saber por qué, se hacen figuras comerciales como el logo de un equipo de fútbol. Entre las chavas está de moda los infinitos en las muñecas; confesó que esos trabajos no le apasionan, que lo interesante es cuando soportan el dolor por la meta, el fin o el significado.

-¿Cómo sabes cuánto cobrar por un tatuaje?

-Pues depende del boceto, el tamaño, si es a color o blanco y negro, aunque existe un marco, lo mínimo que te puedo cobrar son 500 pesos, de ahí va aumentando.

-¿Cuál es la parte del cuerpo que más duele?

-Bueno eso te lo puede decir alguien que se haya tatuado todo el cuerpo, pero las zonas de mayor dolor son las que están en contacto con el hueso: la columna vertebral, las costillas o el empeine. También depende mucho de las personas, aunque yo podría decir que las mujeres aguantan más, yo creo que es por su umbral del dolor, lo tienen más alto.

-¿Tienes un cliente promedio, es decir más hombres que mujeres o de alguna edad en específico?

-No realmente, viene de todo, aunque el rango de edad es de 18 a 30, tal vez algún esporádico de 33, aquí al local vienen por igual hombres que mujeres, pero conmigo vienen más varones, ya que el estilo japonés es más viril, dragones, murallas, guerreros, aunque las mujeres que llegan a mi silla, en su mayoría vienen por una flor o un nombre.

Finalmente tras 1 hora 40 minutos “Korn” concluyó su obra, la miró feliz  y comenzó a limpiar, tirar las toallas, las agujas, quitarse los guantes y dejar el lugar como nuevo, “A veces es cansado hacer un tatuaje y luego otro y otro, pero lo que me hace seguir es que los que vienen son capaces de aguantar, vienen por algo más, con decisión, ya que Los tatuajes son para todos, pero no todos son para los tatuajes”.

 

Alejandro Pel·ez

El Buen Tono

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