Recibe Tomatlán a la Guelaguetza

Tomatlán.- Vistosos vestuarios llenos de color magia y tradición, que guardan celosamente el paso de los años, sin mostrar un solo cambio al mundo globalizado, desfilaron este domingo en el salón adjunto de la parroquia “Rafael Guizar y Valencia”, en la presentación del baile de la Guelaguetza por parte del reconocido grupo de danza “Tochtepetl” de la ciudad de Tuxtepec, Oaxaca, acompañados por la orquesta de viento de la Casa de la Cultura de la misma localidad.

 

Durante dos horas hicieron disfrutar a los presentes de los cambios constantes de las ocho regiones, recordando en algunos momentos con música versada, de grandes personajes como María Sabina, La diosa de los hongos alucinógenos o el himno de aquel estado “Dios nunca Muere”, que fue con el que se despidió el grupo de bailarines.

 

Con un lleno total, los bailarines demostraron por qué han sido invitados a recorrer todo el país e incluso hacer presentaciones en los Estados Unidos, específicamente en Las Vegas, donde fueron parte del espectáculo para los hispanos que viven en aquella región, La Guelaguetza, comenzó con la tradicional vela, donde mujeres con vestidos de colores “Las Chinas” recorrieron bailando con canastas llenas de flores en la cabeza, símbolo del inicio de la fiesta.

 

Las regiones presentadas son: La cañada, La costa, Valles centrales, Istmo, Sierra sur, Sierra norte, Mixteca y Papaloapan, se dice que el vestido típico de La Tehuana,  aquel de resplandor, con joyas de oro rojo, bordado en hilos dorados de enormes flores vistosas, deriva del estilo morizco del ropaje que se encontró en un baúl abandonado por piratas hace cientos de años en las playas del Istmo de Tehuantepec.

 

Con elegancia, fuerza y en momentos con la mirada en el suelo como en algunas regiones oaxaqueñas caminan las mujeres en pies descalzos, se deslumbró a los asistentes, quienes al final aplaudieron de pie el esfuerzo descomunal de los más de 40 jóvenes.

 

Fueron quizá los bailes de Huautla de Jiménez, la tierra de María Sabina la que mayor espiritualidad presentó en sus vestuarios sobrios y emblemáticos.