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Romero Deschamps: ¿hasta cuándo?

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Carlos Antonio Romero Deschamps, líder del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM) tiene una larga lista de denuncias, acusaciones –incluso penales– y señalamientos en sus casi dos décadas al frente de ese influyente gremio. Romero Deschamps llegó a la Secretaría General del sindicato petrolero en 1996, y al amparo de cuatro Jefes de Estado (Ernesto Zedillo Ponce de León, Vicente Fox Quesada, Felipe Calderón Hinojosa y ahora Enrique Peña Nieto) ha sido, además, legislador: tres veces diputado federal y dos veces senador. Su fortuna, se dice en los medios de comunicación, “es incalculable”. Ejemplos sobran, pues lo que menos le ha importado es exhibirla. Se ha publicado sobre su colección de autos exóticos, aviones, departamentos en Cancún, yate en la Riviera Maya, costosos relojes y hasta un castillo en Francia. Esta semana, el diario Tabasco Hoy, documentó que esos mismos lujos los heredó y solventó el líder sindical petrolero a por lo menos dos de sus hijos: Paulina, quien bien conocida en los medios de comunicación y en las redes sociales por sus excesos y su “gusto” por exhibir el lujo, y José Carlos, el mayor de ellos, mismo que vive como un magnate en Miami, Estados Unidos. Los inmuebles que Carlos Romero Deschamps le compró a su primogénito, afirma el diario tabasqueño, están construidos en una de las obras más emblemáticas, lujosas y exclusivas de Miami. La suma que pagó por ambas propiedades fue 7 millones 550 mil dólares. Nada mal para este hombre nacido en Tampico, Tamaulipas, que al inicio de 1980 fungía como un representante de bajo nivel de la organización sindical –cuando el líder todopoderoso era Joaquín Hernández Galicia, alias “La Quina”– y, se dice, pedía prestado para completar la quincena. Líderes petroleros opositores a Romero Deschamps han contado a la prensa que su llegada a Petróleos Mexicanos (Pemex) se la debe a su primo, Víctor Deschamps Contreras, quien lo invitó a formar parte de la plantilla de trabajadores de Pemex en Salamanca, Guanajuato. Ahí era “preparador de raya”, pero apenas unos años después, y con la influencia de su pariente Carlos Romero pasó a trabajar en la Refinería de Azcapotzalco, en el Distrito Federal, donde empezó a escalar peldaños en la dirigencia nacional petrolera. Después conoció a “La Quina” y, desde entonces, escaló y escaló las redes del poder. Sus tropelías han sido bien documentados durante estos años. Sólo citarlas aquí nos llevaría días enteros. La más reciente fue publicada ayer por el diario Reforma: el sindicato que lidera recibió un préstamo de Petróleos Mexicanos por 500 millones de pesos, pagaderos en un plazo de 10 años y sin intereses, que se entregó bajo el concepto de “la construcción de viviendas”. También ayer, el propio Senador por el Partido Revolucionario Institucional (PRI), aceptó que recibió los 500 millones de pesos, pero no supo decir en cuál proyecto se aplicaron, cómo, o en dónde está ese dinero. Es tan poco lo que le importan los trabajadores petroleros a su dirigente que el pasado 31 de enero, luego de la explosión en el Edificio B2 del Centro Administrativo de Pemex en la Ciudad de México, Carlos Romero Deschamps fue abordado por una reportera de Milenio Televisión. No sabía ni lo que estaba pasando y su salida fue minimizar una tragedia que, hasta ahora, ha dejado 37 muertos. Ella le preguntó si había muertos y él tajante le dijo que no y que todo estaba bajo control. Lo mismo hizo el 19 de septiembre de 2012, cuando un estallido en el gasoducto que va de Reynosa a Monterrey provocó la muerte de 31 trabajadores de Petróleos Mexicanos. En esa ocasión, Romero, culpó a los medios de maximizar la tragedia. Por si fuera poco, el pasado 8 de febrero, bajo el argumento de estar enfermo, el dirigente del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana no asistió a la ceremonia de “Reconocimiento al valor y solidaridad”, que se realizó esa mañana en las instalaciones centrales de Pemex, en honor a las 37 víctimas de la explosión en el Edificio B2. Reporte Indigo publicó esta semana que trabajadores petroleros opositores de Romero Deschamps preparan ya su relevo en el STPRM y que esto dependerá de la “toma de nota” que haga la Secretaría del Trabajo, encabezada por Alfonso Navarrete Prida. Ese medio destacó que el 2 de enero pasado se entregó al secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, una carta que acredita la elección de Jorge Hernández Lira como nuevo líder del sindicato petrolero. El 20 de octubre de 2012, Carlos Antonio Romero Deschamps fue reelecto como líder del sindicato petrolero para el periodo 2012-2018. Sin embargo, las apuestas se han cargado a favor de su pronta destitución. El dirigente se ha convertido en una molestísima piedra en los zapatos del Presidente Enrique Peña Nieto, pues su riqueza e impunidad es vista como un oprobio para los propios trabajadores petroleros y los mexicanos, en general, lo ven como uno de los mayores símbolos de la corrupción sindical mexicana. Es un aliado que no le conviene ya ni al PRI ni a Peña Nieto. Pero, al final, es el propio Presidente de la República el único que puede impedir que el llamado “intocable” deje de serlo.

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