

Al transcurso de los años, se han ido registrando manifestaciones de reclamo hacia las autoridades competentes que, en su momento, incumplieron con aplicar la ley a esta fábrica, misma que posteriormente fue transferida al municipio de Izúcar de Matamoros, en Puebla, donde hoy opera bajo el nombre de “Dragón”.
Según la Asociación de Enfermos y Afectados por Anaversa, tan sólo en los primeros 16 años del siniestro, se registraron aproximadamente 1500 muertes relacionadas con las secuelas de este hecho. Rosalinda Huerta Rivadeneyra consideró en aquella ocasión que las víctimas podrían incluso quintuplicarse.
Los hechos se registraron la tarde del 3 de mayo de 1991, cuando se originó un cortocircuito en las instalaciones de la fábrica de fertilizantes y pesticidas, donde el fuego alcanzó miles de litros de sustancias químicas, las cuales ya mezcladas y quemadas, formaron una nube tóxica que cubrió varias colonias de la ciudad, siendo principalmente afectadas las de la zona de la estación.
Tras varios años de demandas y denuncias, la Comisión de Derechos Humanos ordenó la realización de estudios y atención sanitaria a los afectados, pero esta situación nunca se cumplió, según la Asociación mencionada.
Recientemente surgió una propuesta para que se realizara un proyecto de investigación a fin de determinar el daño que realmente ocasionó la explosión, para lo cual se dispuso la llegada de personal técnico de la UNAM, así como topografos especializados, a fin de realizar las mediciones y acopiar la información de campo, para integrarlos en un expediente.
