Río Blanco.- Sociedades protectoras de animales de la región denunciaron la grave omisión en la que han incurrido autoridades municipales al no conformar un Centro Antirrábico Regional, mismo que atienda la grave sobrepoblación de animales callejeros que en su mayoría son abandonados por sus dueños.
Derivado de estas acciones, argumentó, se han atendido graves ataques de canes en municipios como Ixtaczoquitlán y Maltrata, sin que las autoridades en turno hayan hecho algo al respecto.
En la actualidad, expresó el médico veterinario Adrián Gutiérrez Hernández, son unos 15 mil perros que deambulan en las calles de los municipios conurbados, sin contar las granjas en donde de manera clandestina, los animales son criados y entrenados para peleas callejeras.
“Es urgente que cuenten con una Ley de Regulación Oficial para la Crianza y Cuidado de Perros, dado que los más afectados son los animales, aunado a los sendos negocios que algunos funcionarios o personajes de la región han iniciado, protegidos desde luego por las autoridades”, argumentó.
“De la totalidad de perros que deambulan en las calles, siete de cada diez son de tamaño mediano, criados para el cuidado del hogar, lo que representa un grave problema de salud para toda la población, pues no reúnen los cuidados que tenían en casa”, recalcó el médico.
Muchos de esos animales, expresó el activista, no fueron vacunados contra el virus de la rabia, por lo que convivir con ellos y más aún en esta temporada de vacaciones, representa un grave peligro para todos los habitantes, en especial para los menores de edad.
La problemática estriba en que en varios municipios algunos parientes o recomendados de funcionarios municipales tienen negocios dedicados al cuidado o manutención de los canes, por lo cual cobran cantidades exorbitantes de hasta 1 mil 500 pesos por una vacuna o una esterilización, cuando el Gobierno las da de forma gratuita.
El médico veterinario hizo un exhorto para que incluso desde la misma Legislatura se impulse una iniciativa que permita regular la crianza de este tipo de animales, pero que, sobre todo, obligue a los ayuntamientos a tener una unidad de manejo animal que permita tener un control sobre ellos.
Noé Carrillo
El Buen Tono
