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Terrible susto lo deja paralizado

Superiberia

Coscomatepec.- Esta historia es acerca de mi bisabuelo quien vivió en un pueblo llamado Coscomatepec del Estado de Veracruz.

Él fue militar, un hombre de carácter fuerte y muy estricto con todos, pero un buen hombre después de todo.

Esta historia fue en 1960, el pueblo aún no contaba con luz eléctrica y hasta la fecha sus calles son empedradas, estilo colonial, con casas de adobe con techos y puertas altas.

Todo comenzó cuando él trabajaba con un amigo en un negocio que tenía, para eso les tocó a ellos velar esa noche.

El lugar era una gran casa y ellos se turnaban durmiendo en una de las habitaciones, estaban ya muy cansados, cuando el amigo fue por un vaso de leche en un cuarto de la planta baja.

Él nos dice que todavía escuchó los pasos de su compañero bajando las escaleras, cuando la cama empezó a moverse, solo había una vela en la habitación, pero no se apagó…

Al principio pensó que estaba temblando y al tratar de bajar de la cama para salir de la casa, no pudo, el movimiento de la cama era cada vez más fuerte y entonces notó que nada más aparte de la cama se estaba moviendo.

 

expresión de horror

Poco a poco y sin poder siquiera gritar, la cama se levantó. Siempre que mi bisabuelo llegaba a esa parte de la historia, no podía decirnos exactamente qué vio, ni cómo era, pero recuerdo su expresión de horror en su rostro y solo nos decía, que al estar la cama en el aire, vio una gran sombra la cual pasó a tomar forma de demonio.

Sintió como su rostro se paralizaba y comenzó a rezar, todo paso en cuestión de minutos.

Su amigo subió nuevamente y al entrar a la habitación cuenta que vio la cama totalmente revuelta y a mi abuelo tendido en ella con los ojos muy abiertos y con la boca totalmente chueca, pues había sufrido una parálisis facial en la mitad de su cara.

Su amigo jamás escuchó nada, ni ruidos ni quejidos, ni gritos… ¡Nada!

Al paso del tiempo mi abuelo fue recuperando la movilidad poco a poco y dice que aunque nadie crea en esas cosas como él solía hacer, no tenía duda de que lo que vivió esa noche, no fue una alucinación, si no una terrible verdad.

 

Mauricio Láinez

El Buen Tono

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