TRES ATRACOS

Un primer atraco. Clientes del sistema de televisión por cable Cablecom no solo en la ciudad de Córdoba sino en la mayoría de los municipios aledaños donde esta empresa tiene presencia, se quejan del pésimo servicio ofrecido pues es caro y malo. En las últimas semanas las imágenes proyectadas en diversos canales no tienen nitidez y para poder verlas con calidad obligan al cliente a pagar una cuota adicional para adquirir una caja digital cuando esto debería ser parte del paquete contratado y de la migración del sistema análogo al digital.

 

Hay canales cuya programación “se cae” a partir de las 20:00 horas y otros de plano que no se ven ni siquiera durante el día. Por si fuera poco, la atención al cliente es pésima –nunca se aparecen los técnicos cuando se reportan las fallas y los recepcionistas tampoco solucionan nada-  además del elevado precio. Cablecom cobra hasta cien pesos más por un paquete de servicio mediano en comparación con otras empresas del ramo. Y para variar los clientes están en indefensión total ante tales abusos porque los funcionarios de la Procuraduría Federal de Protección al Consumidor (Profeco) se hacen de la vista gorda.

 

Segundo atraco. Ayer comenzó a aplicarse el nuevo Reglamento de Tránsito y Vialidad por el gobierno estatal, el cual en realidad es una especie de código fiscal clandestino pues está destinado a recaudar dinero a través de multas exorbitantes contra los automovilistas y en su defecto, al soborno de tras mano. Los conductores de vehículos pagarán por todo, aun cuando hace meses la presión social obligó a retirar algunos artículos fascistoides que ordenaban sancionar incluso a los peatones que no caminaran por un determinado lado de la acera y pretendían obligar a la ciudadanía a pedir permiso para manifestarse en la vía pública.

 

Las finanzas estatales están quebradas, no hay dinero para saldar tantas deudas pero lo que más preocupa a los funcionarios es que no hay recursos para costear las campañas priístas en el 2016 y entones dicho reglamento es una forma de allegarse dinero fácil. Es verdad que las multas son elevadas pero es plan con maña porque entonces se obligará a la ciudadanía a pagar “mordidas” que serán más baratas y agilizará el flujo de billetes a dos destinos: a la “caja chica” para las campañas del tricolor y al bolsillo de los corrutos agentes y sus jefes, y los jefes de sus jefes, es decir, el dinero ilegal llegará hasta la primera oficina de palacio de gobierno. Esta obra teatral podría llamarse “la corrupción sobre ruedas”.

 

Antes de los recientes cambios en el reglamento, el 60 por ciento del dinero recaudado a través de infracciones no llegaba a la Secretaría de Finanzas sino que se quedaba –y repartía- entre el agente mordelón, el jefe de la delegación de Tránsito y los funcionarios de Jalapa. ¿Ahora que las multas son de primer mundo habrá que imaginarse todo el negocio que harán?. Ah, y eso de la cárcel hasta por 7 años al agente que sea descubierto pidiendo “mordidas” es un cuento de hadas. ¿Cuándo se ha visto en Veracruz que un corrupto pague con cárcel?. No les harán nada porque  la orden de palacio de gobierno a  los agentes de tránsito es salir a atracar a todo el que pueda porque les urge la marmaja contante y sonante. ¡A robar se ha dicho!.

 

Claro, hay que destacar que en tres ciudades no se aplicará dicho reglamento porque sus cabildos se negaron a  adoptarlo en base a los principios constitucionales de autonomía municipal. Esos lugares son  Córdoba, Boca del Río y Tuxpan donde hay que reconocer la responsabilidad de quienes conforman los ayuntamientos para no sumarse a esa medida recaudatoria y electoral. En el caso de Córdoba fue un acierto del cabildo, hay que decirlo, no someter a los automovilistas locales a esa cadena de extorsiones y robos con reglamento en mano.

 

Tercer atraco. Sin embargo, esos puntos a favor que ganó el ayuntamiento cordobés los pierde automáticamente con el inicio de la operación de los parquímetros que será hoy viernes. En total son 35 aparatos que ya se instalaron en el centro histórico de la ciudad y que serán el dolor de cabeza de los automovilistas. No hay que olvidar que este tipo privatización de la vía pública para obtener recursos ya opera en otras tres ciudades de la entidad: Poza Rica, Veracruz  y Orizaba, y en al menos en las dos primeras,  la ciudadanía está harta de los atracos con esos aparatejos que los llaman “ladrones digitales” y “rateros de un solo brazo”.

 

Los parquímetros no han ayudado para agilizar la vialidad ni mucho menos aportan recursos adicionales a los municipios, al contrario, elevaron la corrupción de los funcionarios municipales que se coluden con  los operadores de los mismos. En Poza Rica y Veracruz, la leyenda negra asegura que las empresas beneficiadas con ese negocio tienen como socio –encubierto con prestanombres- al impresentable ex gobernante estatal, de ahí que no se han atrevido a cancelar las concesiones desventajosas para las administraciones municipales. Es pura corrupción y en breve los cordobeses estarán arrepentidos de haber permitido la instalación de esos aparatos pues aunque los vaya a operar el ayuntamiento cordobés, éste no es garantía ni de transparencia ni de honestidad, todos los ciudadanos lo saben.

 

AVECHUCHOS INFILTRADOS

 

En las últimas dos elecciones para renovar la gubernatura, el Partido Acción Nacional (PAN) se ha quedado a un santiamén de arribar al poder y de romper más de ochenta años de dominio priísta pues Veracruz es uno de los estados del país que no ha experimentado la alternancia política. Durante el último proceso electoral, en el 2010,  se implementó un nuevo mecanismo para debilitar a la oposición, en este caso el PAN y que consistió en la infiltración de estructuras de campaña electoral y direcciones  partidistas.

 

La fidelidad logró infiltrar al panismo y por ejemplo, durante la campaña comicial del 2010 se descubrió que el exdirigente estatal, Alejandro Vázquez Cuevas quien fungía como coordinador de la campaña de Miguel Ángel Yunes Linares en realidad era un informante del impresentable. Otros panistas también fueron contratados por la fidelidad para el trasiego de información y como factores de división interna o  promotores de averías legales convenientes para el gobierno tricolor.

 

Apenas concluidos los comicios de aquel año,  los infiltrados de la fidelidad se soltaron la cabellera y se exhibieron abiertamente en un frente contra Yunes Linares al que  denominaron “La Muralla Azul” con el cuento de purificar al partido pero con el financiamiento de palacio de gobierno. Fue a través de ellos como el impresentable asumió el control de un aparte de la estructura del blanquiazul en la entidad y operó no solo para tratar de cerrarle espacios al yunismo sino también para tener una oposición dócil y servicial con la administración de su pupilo, Duarte de Ochoa.

 

La hibridación entre panistas y fidelistas  hizo evolucionar su denominación, pasando de ser “La Muralla Azul” al  “PAN rojo”. Es suficiente con hacer una recapitulación del comportamiento de las bancadas panistas en  las dos últimas legislaturas estatales para comprobar que esa ala del partido albiceleste se volvió parte de la aplanadora tricolor, aprobando todas las iniciativas del priísmo y facilitaron el saqueo de las finanzas públicas.Las  cabecillas del “PAN rojo” terminaron como nuevos ricos gracias a la subvención monetaria que obtuvieron y  las facilidades para hacer negocios al amparo del poder. Algunos hoy siguen como  proveedores del gobierno estatal.

 

Pues bien, el recordatorio de esa historia es porque el miércoles pasado el dirigente estatal del PAN, Jesús Mancha Alarcón pregonó una posible alianza electoral con el Partido Alternativa Veracruzana (AVE), cuyo  dirigente, Alfredo Tress Jiménez, es uno de los operadores más licenciosos del impresentable exgobernante. Su currícula política es deleznable porque fue uno de los aplaudidores y facilitadores de la bursatilización del Impuesto sobre la Tenencia Vehicular en el sexenio pasado desde su posición como  diputado local.

 

Es más, su antiguo compañero de fracción parlamentaria, en ese entonces Convergencia por la Democracia, Sergio Vaca lo señaló directamente  de haberse enriquecido con los  embutes  del gobierno estatal para facilitar el robo que representó  la bursatilización y por negarse a firmar juicios de inconstitucionalidad contras enmiendas lesivas de la fidelidad.  Después de su gestión como legislador, Tres Jiménez fue contratado por el innombrable para dirigir uno de sus artificios, el AVE, que ahora fue la carnada para atraer  a Mancha Alarcón en las vísperas del año electoral.

 

Juntos, ambos líderes partidistas, Tress Jiménez y Mancha Alarcón anunciaron la “alianza total” en conferencia de prensa pero inmediatamente después de hacerlo, el fidelista Tres Jiménez fue corriendo a palacio de gobierno a reportar los pormenores ante el patrón visible,  Duarte de Ochoa con quien posó para la fotografía y dijo  que “la única alianza era con el gobernador”, dejando a Mancha Alarcón como novia de rancho, chamaqueado.  Pero más que verle la cara de tonto al líder panista, el trasfondo del acercamiento de Tress Jiménez con el PAN era infiltrarlo con miras a los comicios del 2016.

 

En el contexto político actual, la posibilidad de una alternancia en el poder estatal es más elevada que la que se tuvo en  las elecciones pasadas. Obviamente, la figura más fuerte en el panismo es precisamente  Miguel Ángel Yunes Linares. Entonces eso eleva la desesperación por volver a resucitar al “PAN rojo” o en su caso formar una réplica temporal: el “PANAVE” para cerrarle el paso a una eventual postulación de Yunes Linares. Tal estrategia no prosperó porque el mismo Tress Jiménez se ventaneó con el gobernante actual y se retractó de sus dichos. Fue un intento burdo.

 

De todas maneras ese acuerdo local no tenía visos de concretarse ya que Comité Ejecutivo Nacional del PAN, que ahora encabeza Ricardo Anaya, tiene  la radiografía política de Veracruz con sus actores identificados y  está al tanto de que Alfredo Tres es otra careta del impresentable.  Más aún porque el proyecto de alianza electoral con el AVE es de paja, sin beneficio numérico ni estratégico para el panismo pues ese partido satélite, como artificio fidelista,  no tiene base popular propia sino que se nutre con los votos convidados por el tricolor.