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Carrillo Puerto, Quintana Roo

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En el centro de la cultura maya está uno de los planteles Conalep. Después de dos horas de lluvia, arribamos al colegio, para asistir a una reunión con las muchachas que participan en los Consejos de mujeres jóvenes. Nos esperaban ellas (entre 40 y 50), el director del plantel, el jefe de actividades académicas, varias maestras, la orientadora sicóloga Estefani Venegas, algunas madres de familia, un fotógrafo. El área de alimentos y bebidas tenía preparado un delicioso refrigerio.

Inició la reunión con unas palabras de bienvenida de la licenciada Venegas, explicando que llevan un año trabajando en los consejos; que una parte de las asistentes eran ya “veteranas” y otra, las que recién se integraban en uno. El objetivo de la cita era que las muchachas expresarán su sentir acerca de lo que habían vivido al ser parte de esta experiencia. Hablarían quienes quisieran. Se levantó la primera valiente y con voz clara y fuerte nos dijo: “Para mí ha sido una gran experiencia, pues, además de divertirme he aprendido muchas cosas. Lo más importante, que tenemos iguales derechos”.

Siguieron dos lindas muchachas, asegurando que la escuela no les interesaba, que hasta malas calificaciones tenían, pero que desde que estaban en el consejo, aprendieron a querer a su escuela y, por supuesto, sus calificaciones mejoraron. Ahora tenían, además, muchas amigas.

Una esbelta chiquilla, con ojos sonrientes, dijo: “Yo soy la más chiquita y no soy alumna del Conalep. Tengo 12 años y estoy en la secundaria, pero cuando me dijeron del consejo, me animé y vine. He estado muy contenta y he aprendido mucho, porque mis compañeras son más grandes. Me ayudan a ver la vida de otra manera”.

Una muchacha, de maravilloso pelo largo, empezó diciendo que su vida era muy difícil, que cuando la invitaron a formar parte del consejo aceptó y… el nudo en la garganta no la dejó continuar. Corrió a sentarse a su lugar. Al frente, ya estaba otra muchachita. Con voz triste nos dijo: “Vengo de una muy profunda depresión. Tengo 16 años y perdí a mi segundo hijo. Estar en el consejo me permitió darle otro sentido a mi vida. Les agradezco mucho a todas mis compañeras y a Estefani”.

Habló una de las madres de familia. “Yo vine a agradecer que hayan dejado a mi hija incorporarse al consejo y participar. Ella va a la secundaria, pero es hija única y necesitaba tener amigas. Aquí las ha encontrado. Cada vez que se reúne el consejo está muy animada y cuando regresa le pregunto que de qué se trató. Desde el primer día me dijo: ‘Ma, Estefani nos dijo que ¡lo que se trata en el consejo se queda en consejo! Tenemos un pacto de confidencialidad’”.

Impresionante la fuerza que tienen, encantadora su manera de expresarse. El director, el doctor Sergio Enríquez Reyes, visiblemente conmovido, indicó que el Conalep es una institución incluyente y, por ello, están asistiendo muchachitas de la secundaria. Que del Tecnológico los han buscado, pues, les interesa saber en qué consiste eso de Consejo de mujeres jóvenes. Aseguró que los consejos son, además, un espacio de expresión y reflexión en el que las muchachas piensan en voz alta y aclaran sus sentimientos. El jefe de servicios académicos, un hombre adusto, afirmó que estos grupos son una muy importante estrategia para dotar de herramientas socio-emocionales a las alumnas. Construir liderazgos está siendo una parte integral de la formación de las nuevas generaciones.

Las maestras explicaron que para ellas es una actividad formativa y que están más que dispuestas a seguir apoyando, pues han visto los resultados: muchachas alegres, firmes y seguras de sí mismas. En Quintana Roo, los ocho planteles Conalep están educando demócratas. Mujeres y hombres que conocen y defienden sus derechos, personas que saben de la importancia de la igualdad para una mejor calidad de vida. Muchas felicidades por esta iniciativa y por los excelentes resultados.

 *Licenciada en pedagogía y especialista en estudios de género

clarasch18@hotmail.com

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