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Aarón, Kristell, Morena, la yerba y el ‘crack’

Superiberia

Por: Mussio Cárdenas  /  columnista

Aarón murió en el auto; Kristell, en el interior de la vivienda, abatida por dos, tres, cuatro descargas, impactos de los que nadie, nadie, se puede salvar, ejecutada por un grupo, por los hombres sin alma, por los sicarios cuyo negocio es matar.

Aarón pudo huir. O lo intentó. Enfilaba el vehículo, una Suzuki color blanco, placas XYC-472A del estado de Veracruz, tomando la calle Aurelio Martínez Rincón y estrellándose contra el portón de otro hogar. Herido de muerte, minutos después la vida se le fue.

Kristell quiso reaccionar. Y en el intento quedó. Sintiendo las descargas letales, diezmada por cuatro balazos, los estragos de muerte, los órganos que hacen crisis, que se colapsan, que apagan su función, fue invadida por la oscuridad.

Dirían los que saben, los que vieron, los que hilaron la historia, o las historias, que fue Kristell el motivo de la ejecución.

Una versión, la del pregonero que sirve de fuente, el que ve o escucha y luego cuenta, que al sentir la magnitud del ataque Kristell intentó refugiarse en el interior del hogar. Y ahí quedó.

A 30 centímetros de la puerta, tendido sobre el piso, su cuerpo permanecía inerte sobre una mancha de sangre.

Apenas despuntaba el día, minutos antes de las 7 de la mañana, este miércoles 5, la colonia 24 de Octubre, colonia de petroleros, los que adoran y los que odian al líder de la Sección 11, Ramón Hernández Toledo, se estremecía por los disparos y el miedo, por el ulular de ambulancias y la presencia de policías y navales, la familia y los amigos cargando su dolor, los curiosos, una carroza, la prensa. Y el desenlace fatal.

Aarón Azahel Ayuso Collins, una de las víctimas, veía su futuro en el proyecto Morena, privilegiado por la senadora Rocío Nahle, por su estirpe y su lealtad. Su madre, María Sandra Collins Coronel, directora de Programas Sociales en el Ayuntamiento de Coatzacoalcos, opera para la futura secretaria de Energía del Gobierno de Andrés Manuel López Obrador.

Kristell Marín González, la joven de 26 años, tenía más handicap, algo en contra y menos virtud. Fue periodista, era maestra en la escuela Artículo 123 del municipio de Agua Dulce, mucha labia, alegría y capacidad para socializar, inmensa capacidad para socializar.

Olíase aún el aroma a muerte entre el morenismo cuando el dictamen pericial arrojaba datos electrizantes, un misil que detona en Morena.

Citan los que vieron la escena del crimen, el interior del hogar, que ahí reinaba el desorden, latas de aluminio y sobres de plástico, rastros de cigarrillos por decenas, cerveza, refresco, una cama desastrosa, ropa en el total caos, signos de que no todo marchaba bien.

Hacia las 07:35 horas se levantó el dictamen pericial de la Fiscalía Regional. Se abrió la Carpeta de Investigación UIPJ/DXXI/F6/1917/2018. Se asignó al levantamiento del cadáver, el número 263/2018.

Citan los hechos en el domicilio marcado con el número 102, de la calle Aurelio Martínez Rincón, de la colonia 24 de Octubre, al Poniente de Coatzacoalcos, a la altura de Plaza Forum. Ubican el cuerpo de Kristell Marín González a 30 centímetros de la entrada.

Ubican nueve elementos que servirán para la indagatoria, para escudriñar y crear el contexto que pudo provocar el ataque de los sicarios.

En la habitación aparece una computadora laptop marca Compaq, un chip marca A&Y, credencial del ISSSTE a nombre de Kristell Marín González, “líquido rojo en proyección de pared lado izquierdo”, ojiva (bala), cartera con 590 pesos en efectivo y credencial de elector a nombre de Aarón Azahel Ayuso Collins.

Y lo peor: monedero con bolsas con “piedras blancas”, celular marca Sony Ericsson, frasco metálico con “hierba adentro de color verde”.

Hay referencia al sitio en que Aarón Ayuso Collins murió:

A 30 metros del hogar, con dirección Oeste, se hallaba el auto Suzuki color blanco, placas de circulación XYC-472A del estado de Veracruz. En la posición de piloto se encontraba el cuerpo sin vida del marido o pareja de Kristell Marín. Lo identifican como Aarón Ayuso Collins.

Sacuden las palabras, el hallazgo, el escenario que explica por qué a Kristell y a Aarón les cortaron la vida. Peor, infinitamente peor, lo que describen las imágenes.

Dice la fuente, el pregonero:

Se contaban siete bolsas de plástico halladas en un monedero de dama. Cada bolsa contenía de tres a cinco piedras blancas, presuntamente “crack”.

Se hallaron en una lata 10 piezas de yerba verde con características de marihuana.

Agrega la fuente:

Se encontraron y relacionaron en el reporte decenas de bolsas de plástico y por lo menos 16 latas metálicas de aluminio, unas de cerveza y otras de refresco.

Nada establece aún si la yerba y la piedra, presuntamente marihuana y “crack”, se relacionan con Aarón Ayuso y Kristell Marín. Pero pronto se sabrá.

Una laptop y un teléfono celular van a investigación. Y ahí la información clave, lo que pudo generar el escenario que provocó la llegada de los sicarios, el asedio, las descargas letales, la muerte del joven morenista y su esposa o pareja sentimental.

A uno y otra los seguía la muerte. Aarón tuvo una novia, asesinada por elementos de Fuerza Civil. Kristell fue esposa o pareja de un joven que apareciera torturado y ejecutado en el municipio de Rodríguez Clara.

Lucila Marcela López Vera, exnovia de Aarón Ayuso Collins, fue detenida en septiembre de 2013, acusada de robo de mercancías a la empresa Chedraui. La aprehendió la Policía Naval, consignada, balconeada en los medios de comunicación, entre ellos Imagen del Golfo, la agencia de la familia Robles, el Clan de la Succión que se precia de ser quien mueve y controla a la senadora Rocío Nahle.

Tres años después, el 29 de marzo de 2016, el cuerpo de Lucila Marcela López Vera, exnovia de Aarón Ayuso Collins, fue hallado en el basurero de Las Matas, en los límites de Coatzacoalcos y Minatitlán. Oficialmente se le atribuyó haber sido parte de un grupo de malosos que atacaron a elementos de la Fuerza Civil. Eran los días en que el gobierno de Javier Duarte fomentaba los levantones, presumiendo que fueran halcones o sicarios, personas ligadas a Zetas y otras bandas. Y para eso servían Los Fieles, el Agrupamiento Tajín, la Fuerza Civil.

Kristell Marín y Aldo Adrián Pérez Cabañas fueron pareja. Un día, él fue ‘levantado’. Su cuerpo apareció el 19 de noviembre de 2015. Con él había otros seis; todos en el ejido Casas Viejas, municipio de Juan Rodríguez Clara. Presentaban huellas de tortura y tiro de gracia. Kristell, según el registro de la Fiscalía General duartista, reconoció el cadáver en calidad de “esposa”.

Aarón estaba inscrito en la nómina del Ayuntamiento de Coatzacoalcos, asignado a Regidurías con la clave A4817, con cargo de auxiliar administrativo y salario de 7 mil 500 pesos mensuales.

Prometedor, como pocos, Aarón Ayuso Collins veía su futuro en la cuadra de Rocío Nahle. Para él, un cargo en el Gobierno de Veracruz. Para el hijo de la operadora María Sandra Collins Coronel, un lugar junto a Cuitláhuac García.

Pero la muerte lo alcanzó. Y la sospecha también.

Quien no huele la magnitud del lío, ni lo husmea, ni lo siente es el diputado Zenyazen Roberto Escobar García, líder de Morena en el Congreso de Veracruz. No descarta en la ejecución de Aarón y Kristell un ataque a Morena.

Y peor Rocío Nahle. Volada, como siempre, a un tuit del cineasta pejista Epigmenio Ibarra —“Militantes de Morena que participaron en la campaña de @rocionahle son asesinados en Veracruz. Hombres armados les cerraron el paso y dispararon”—, la senadora responde:

“Primero secuestraron al hermano de mi fórmula (Ricardo Ahued); después entraron a robar a la casa del presidente del partido; entraron a la casa de mi suplente; intentaron violentar el hogar del diputado local y ahora esto… es inconcebible que el encargado de la seguridad (gobernador) no actúe”.

Sus deseos se cumplen. Ya se investiga el ataque, el origen y a las ex parejas ejecutadas.

Y se investiga la yerba y el “crack”.

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