in

CARNAVAL POLÍTICO

Superiberia

Por: Andrés Timoteo / columnista

Al mismo tiempo que inició el carnaval de Veracruz, el relajo político sube de tono. La segunda noticia de la semana que acaparó el espectro mediático fue el enfrentamiento verbal entre el gobernador Miguel Ángel Yunes Linares con el fundador del Movimiento Regeneración Nacional (Morena) y virtual candidato presidencial en el 2018, Andrés Manuel López Obrador.

Ojo, la primera noticia con la que abrió la semana fue el hallazgo de una bodega en Córdoba donde Javier Duarte tenía almacenados objetos personales y bienes robados –entre ellos sillas de ruedas, útiles escolares, despensas y ¡hasta las bancas metálicas que estaban en los jardines de Casa Veracruz-, así como los diarios personales de su esposa, Karime Macías en cuyas páginas lo mismo escribió mantras –como esa de “si merezco abundancia”- que la relatoría del latrocinio, citando a cómplices, prestanombres, propiedades y cuentas bancarias, entre otras.

Pues bien, hasta ayer continuaba la escaramuza verbal entre Yunes Linares y López Obrador, quienes intercambiaron acusaciones de corrupción y otros descalificativos. Hubo un emplazamiento, de parte del veracruzano, para debatir públicamente y el tabasqueño le respondió que  no iría porque corría el riesgo de “perder la cartera”. En cambio, López Obrador retó a Yunes a presentar pruebas de que había recibido financiamiento de Duarte de Ochoa,  a cambio de retirarse de la carrera presidencial y Yunes sacó al hilo todo lo que se dijo en la campaña del 2016 sobre el apoyo financiero que el Gobierno Estatal le dio al candidato Cuitláhuac García.

 No cedió ninguno. Ni López Obrador se retiró  de la política ni Yunes Linares de la gubernatura. Y es el segundo ‘round’ en el que se lían, pues el primero fue a mediados de enero pasado cuando intercambiaron las primeras puyas verbales. Sin embargo, más allá de lo que se dijeron, la lectura debe ser integral por lo que representan los tres reñidores. Hoy por hoy en Veracruz los dos únicos liderazgos en pugna son, precisamente, los que representan Yunes Linares y López Obrador.

Ellos dirigen las fuerzas que se enfrentarán el 04 de junio próximo y que se repartirán las Alcaldías, es decir Morena y la alianza PAN-PRD. En Morena, la voz cantante la lleva el tabasqueño pues a nivel local ningún militante ha crecido lo suficiente como para erigirse en líder o caudillo. Ni Cuitláhuac García, excandidato a la gubernatura ni Rocío Nahle, coordinadora de la fracción morenista en San Lázaro, tienen la estatura política para conducir al partido localmente o para hacerle frente a Yunes Linares. Ya no se diga del dirigente formal, Manuel Huerta Ladrón de Guevara al que los años se le vinieron encima y hoy parece más un bufón que el activista debatiente que fue hace años.

 

2018, ¿PRESIDENTE

Y GOBERNADOR?

De parte del panismo, Yunes Linares es el principal activo porque está haciendo historia al convertirse en el gobernante de la alternancia, con la respectiva hazaña de haber derrocado no a un régimen político sino a una verdadera mafia: la fidelidad. En la entidad ni el dirigente del blanquiazul, José Mancha ni el del PRD, Rogelio Franco –quien ya renunció pero sigue manejando al partido por medio del líder interino, Jesús Velázquez Flores-  tienen el rasero suficiente para erigirse como líderes políticos de valía y mucho menos poseen la autoridad política suficiente como para encarar a López Obrador.

En el PRI están peor pues no hay activos ni liderazgos que valgan la pena. Los dos senadores, Héctor Yunes Landa, perdedor de los comicios pasados, y José Yunes Zorrilla, están menguados, disminuidos políticamente –jodidos, dirían en la colonia-. Ambos quieren recomponer su desgarbada credibilidad criticando al Gobernador en funciones, pero cuando el innombrable y Javier Duarte de Ochoa se cebaban sobre los dineros públicos y la vida de los veracruzanos, siempre guardaron silencio. Y el bisoño de la dirigencia estatal, Renato Alarcón es un líder ‘blanco’, un florero de ornato.

Ni Alarcón ni los Yunes rojos tienen estatura política o moral para meterse al pleito. Ni siquiera conducen corrientes políticas lo suficientemente fuertes como para ser competencia en los comicios municipales ni mucho menos en los del 2018. Así, el tablero de ajedrez político lo ocupan dos personajes: el Gobernador en funciones y el dirigente de Morena.

Un tercero que ingresa a esta tarima es, como ya se dijo líneas arriba, el edil boqueño Yunes Márquez. ¿Por qué? Él será el candidato de la coalición amarillo-azul el año venidero y el continuador de la administración actual. Entonces, los dos Yunes, padre e hijo, se volverán a ver las caras con López Obrador en la contienda del 2018, y también lo harían posteriormente, aunque en circunstancias distintas, pues uno –Yunes Márquez- podría ser gobernador de Veracruz y el otro –López Obrador-  presidente de la República.

Salvo que haya una proeza de Cuitláhuac García, quien será el candidato de Morena a la Gubernatura –aunque esta vez sin el apoyo financiero del aparato estatal como sucedió en el 2016-, Yunes Márquez tiene asegurada la silla estatal, y el mismo escenario es a nivel federal pues ni Ricardo Anaya, ni Margarita Zavala, ni Rafael Moreno Valle –por parte del PAN-, ni Miguel Ángel Osorio Chong, ni Luis Videgaray, ni José Antonio Meade –del PRI-, ni mucho menos Miguel Mancera del PRD, le pisan  los talones a López Obrador.

En esos giros de la ruleta política, nadie debe descartar que para finales del 2018 Miguel Ángel Yunes Márquez y Andrés Manuel López Obrador se tengan que tratar con la diplomacia que exigirá el caso, uno como gobernante estatal y otro como mandatario federal, aunque ahora transpiren dopamina  a borbotones en el pleito que alimenta las notas periodistas y rebosa las redes sociales. Esta semana fue la segunda escaramuza pero no será la última, el enfrentamiento verbal será largo y subirá de tono conforme se acerquen las fechas fatales: 04 junio de este año y 03 de junio del 2018.

Ah, y sobre la prensa que quedó en medio de la camorra y que ha sido vapuleada a porrillo, el marcador es 1-1. Van empatados pues  López Obrador les llama “maiceados” a los reporteros que le hacen preguntas que no le gustan  y Yunes Linares los tilda de “ignorantes” cuando le cuestiona sus dichos. Ante eso, ¿qué tendrán que hacer los periodistas? Reportearlos a ambos, documentar logros y pifias, desenmascararlos cuando sea necesario y cumplir su papel de ser un contrapeso de ellos, los políticos adrenalínicos. ¡Habrase visto!

 

LOS ANOTADOS

Mientras tanto, en la zona Centro sigue el flujo de aspirantes a las Alcaldías, aunque algunos son verdaderos impresentables como el caso de Antonio Mansur Oviedo en Fortín de las Flores, cuya familia hizo negocios con los Gobiernos de la fidelidad – léase: el sexenio del innombrable y el de Duarte-. Mansur Oviedo se inscribió como precandidato de la alianza PAN-PRD y al parecer será el abanderado gracias a los enjuagues de quienes manejan al panismo local.

Ahí le meterán un gol al Gobernador Yunes Linares pues tratarán de que sea postulado Mansur Oviedo pese a que es primo de Antonio Mansur Beltrán, uno de los personajes que el mismo Yunes exhibió hasta el cansancio como el integrante de una red mafiosa que ayudó a Duarte y a su esposa Karime Macías a desviar el dinero de los veracruzanos y ‘blanquearlo’ en negocios inmobiliarios tanto en el País como en el extranjero.

Antonio Mansur es hijo del empresario hotelero, Rafael Mansur Sáenz y a su vez, es primo del desaparecido Chara Mansur Julián, el abuelo de Antonio Mansur Beltrán, socio de Duarte y de Karime Macías. Entonces, hacer que este personaje se convierta en uno de los candidatos del panismo será un escupitajo en la cara del gobernante en turno, Yunes Linares pues arroparán al mismo linaje que saqueó al Estado.

Si se sigue la madeja de la precandidatura de Mansur, se comprobará que el que mueve el pandero es el exdiputado Federal por Huatusco, Víctor Serralde Martínez – o como se llame en realidad- y el contacto para esa nominación, es Rafael Mansur, hermano del aspirante y quien hizo negocios con Serralde cuando fungía como tesorero en el Ayuntamiento de Coscomatepec, presidido por el priista Manuel Álvarez. Es decir, estos señores sólo ven el color del dinero, no el de las ideologías. La leyenda urbana cuenta que Serralde cobró mucho dinero por la venta de esa candidatura en Fortín de las Flores.

En Córdoba, como ya se ha dicho, el panismo también lleva tremendos impresentables en su lista de precandidatos. Ahí está el exalcalde priista Guillermo Rivas, el exsíndico (quiebra farmacias) también priista, Marisol Arróniz, el cuestionado exdirector de Obras Públicas en el Ayuntamiento, José Medina Rahme y el sempiterno director de la Esbao, Flavio Heredia –pregúntenle a los maestros y alumnos que han pasado por esa escuela sobre los negocios que durante muchos años hizo con venta de plazas, certificados y otros-.

En las próximas horas se espera la inscripción de dos funcionarias municipales, la candidata perdedora a la diputación local y protegida del alcalde Tomás Ríos, y Martha Lilia Chávez, exdiputada apadrinada por Juan Bueno Torio. También se inscribirá, según los trascendidos, la exdiputada federal Leticia López Landero, quien estaría en ventaja sobre todos los anteriores –ligados a Serralde, a Bueno Torio y a Ríos Bernal – pues a ella la respalda la familia Yunes Márquez, en especial el senador Fernando Yunes, quien a su vez será el candidato a la Alcaldía del puerto de Veracruz.

Para no variar, en Xalapa la coalición PAN-PRD nominará a un expriista y exfidelista, David Velasco Chedraui, quien fue Presidente Municipal de la ciudad y ha sido Diputado Local por el tricolor. Velasco Chedraui, es sobrino de Antonio y Alfredo Chedraui Obeso, propietarios del Grupo Chedraui, y sobrino-nieto del arzobispo emérito de Xalapa, Sergio Obeso Rivera,

Al parecer, el yunismo se inclinará por David Velasco, por su familia, en especial porque el gobernante Yunes Linares tiene una vieja amistad con los hermanos  Chedraui Obeso.  Lo postularán pese a que el exalcalde xalapeño siempre estuvo sometido al innombrable, al grado de la humillación pues el exgobernante lo apodó “Tontín” y se reía de él en su cara, sin que hubiera una reacción de Velasco Chedraui para defenderse.

Es más, en esas historias de pasillos y alcobas, fueron insistentes los comentarios de que el divorcio de David Velasco fue porque una supuesta infidelidad de su entonces esposa, Mariana Munguía, con el innombrable -¡vaya estomago!-, claro no fue por atracción física sino por el intercambio de fuertes sumas de dinero, el de los veracruzanos que también se utilizó para  satisfacer placeres carnales. ¡Pobres xalapeños! Lo bueno para ellos es que el panismo no ganará la Capital del Estado, la cual ya es plaza cuasi-reservada para Morena.

CANAL OFICIAL

El Gobierno debe ponerse a trabajar

México es un país pobre