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COLOSIO, EL MITO GENIAL

Superiberia

Por  Andrés Timoteo / columnista

Hace un cuarto de siglo mataron al entonces candidato a la Presidencia de la República por el Partido Revolucionario Institucional (PRI), Luis Donaldo Colosio Murrieta. Los 25 años de ese magnicidio se cumplieron exactamente el sábado 23 de marzo y la fecha sirvió como espacio para un intento de catarsis –o sea de arrepentimiento, confesión y reflexión- del priismo que hoy está despojado del poder y en crisis.

Si se revisa la historia reciente del tricolor, Colosio Murrieta es el único personaje que ayuda -si es que en verdad puede hacerlo- a mostrar que hay figuras ejemplares en ese partido, dignas de la confianza y admiración no solo de la militancia sino de la ciudadanía en general. Sin embargo, bajo el análisis llano, Colosio es un mito artificial, creado precisamente para que el PRI tuviera una suerte de mártir político y lo explotara electoralmente.

Colosio no era mejor que los otros priistas. Era un producto del sistema partidista y peor aún, del régimen tecnócrata que encabezó Carlos Salinas de Gortari. Fue el delfín elegido por él para sucederlo en Los Pinos. Durante el sexenio salinista fungió como secretario de Desarrollo Social, pero nunca combatió la pobreza ni se caracterizó por haber sido un funcionario excepcional. No, fue sólo una pieza más del engranaje institucional para perpetuar al régimen.

De hecho, no era un hombre popular ni carismático y la campaña electoral estaba en plena crisis cuando sucedió su asesinato. Muchos aseguran que para que ganara las elecciones hubiera sido necesario recurrir a otro gran fraude  como el que hizo el propio Salinas de Gortari para llegar a la Presidencia en 1988, cuando le robó la victoria al perredista Cuauhtémoc Cárdenas con la famosa “caída del sistema”, operada por el secretario de Gobernación, Manuel Bartlett Díaz, hoy flamante morenista director de la Comisión Federal de Electricidad (CFE).

Tan alicaídos estaban los pronósticos de triunfo de Colosio en aquel 1994 que el exregente de la Ciudad de México y entonces comisionado para la Paz en Chiapas, Manuel Camacho Solís, que era otro aspirante a la candidatura tricolor pero que fue desplazado por el dedazo presidencial, le hacía sombra, robándole reflectores mediáticos y generando la versión de que lo sustituiría porque no garantizaba el triunfo.

No lo sustituyó Camacho Solís sino Ernesto Zedillo Ponce de León, quien fue secretario de Educación de Salinas y fungía como operador de la campaña, y éste obtuvo la victoria sin hacer escandaloso el fraude pues en esos comicios la gente votó por el mártir y por el miedo. Recuerden que también estaba iniciada la ficticia “guerra” en Chiapas con la aparición del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), y la combinación de la amenaza de los falsos guerrilleros con la compasión por el candidato asesinado sirvió para mantener al PRI en el poder.

 Muerto, Luis Donaldo Colosio fue más rentable electoralmente para el tricolor que vivo. ¿Qué habría pasado si se hubiera convertido en presidente?, ¿alguien cree en verdad que hubiera sido un buen mandatario, honesto, patriota y con altura de miras? Es poco probable. Lo más obvio era que hubiese sido un títere de Salinas de Gortari, su impulsor.

 Sin embargo, tras su asesinato en Lomas Taurinas, un barrio popular de Tijuana en Baja California, la maquinaria mediática se puso en marcha para construir el mito y desde entonces lo tienen en un altar político. Por esa razón también se habla de la conspiración al interior del mismo régimen para asesinarlo, evitando así sustituirlo o recurrir a otro fraude descomunal, a la vez de que se obtuvo una leyenda mediática para explotarla.

Y un recurso que sigue siendo el ladrillo en que reposa el mito de que Colosio era un demócrata y pudo haber sido un gran presidente es aquel discurso pronunciado unos días antes del magnicidio y en el que han destacado la frase: “yo veo un México con hambre y sed de justicia”. Pero los hombres, sobre todo los políticos y especialmente los priistas, mienten como respiran.

Una frase ni un discurso entero garantizan que un político será un buen gobernante si a lo largo de su carrera política no ha demostrado honradez, eficiencia y resultados a favor del pueblo.  No era el caso de Colosio Murrieta que de memorable solo tiene esa frase de campaña y su sacrificio en Lomas Taurinas.

¿Quién lo mató? La respuesta es otra leyenda urbana alimentada por la conspiración y la complicidad de muchos hombres poderosos, y es poco probable que algún día se sepa la identidad de los autores intelectuales del crimen porque seguramente no fue un hombre en específico – la voz popular le achaca la muerte a Salinas de Gortari porque era la cabeza del clan y tenía el poder presidencial- sino fue un sistema político que estaba decadente, en riesgo para perpetuarse y necesitaba del mito genial.

 A 25 años de distancia sólo basta una simple reflexión para medir a ese mito ya que, por más estatuas, arreglos florales, veladoras y hasta una fundación institucional que le pusieron a Luis Donaldo Colosio los priistas no cambiaron, no se hicieron mejores personas ni mucho menos buenos gobernantes. Ernesto Zedillo y Enrique Peña Nieto que fueron los siguientes priistas que ocuparon Los Pinos, resultaron tremendos rateros.

Ya no se diga de gobernantes, alcaldes, diputados, regidores y demás priistas que han tenido cargos de elección popular después de 1994. ¿A poco el ejemplo de Colosio los hizo ser honestos y próceres? No. El mito colosista no inspiró a nadie más y es solo eso, una invención política.

Por cierto, un veracruzano vivió de cerca el magnicidio en Lomas Taurinas y fue Juan Maldonado Pereda, el ya fallecido exalcalde del puerto de Veracruz y exsecretario de Educación durante el gobierno de Miguel Alemán. En aquel 1994, Maldonado era delegado del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) en Baja California y acompañaba al candidato presidencial. Algunos dicen que fue uno de los que ayudo a transportar al herido tras ser baleado por el supuesto tirador, Mario Aburto, otro personaje de ficción en ese mito priista.

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