in

El Minutero

Superiberia

Andrés Timoteo
Columnista

LOS 3 DÍAS DE AMLO
Si se atienden las formas, Veracruz esta siendo privilegiado por el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador quien ayer concluyó en esta ciudad una gira de tres días consecutivos -un tiempo que no se lo ha dedicado a ninguna otra entidad del País- y que inició el viernes pasado. Veracruz también es el cuarto Estado que fue mejor tratado en el Presupuesto de Egresos de la Federación.
Junto con Chiapas, Oaxaca y Michoacán ejercerá los montos más altos de los ramos 28 y 33 que son los destinados al desarrollo y la infraestructura social, es decir, que tendrá dinero suficiente para que en este 2019 inicie obras de gran calado a fin de abatir el rezago social y la pobreza. En resumen, la llamada “Cuarta Transformación” está beneficiando a la entidad veracruzana como pocas veces ha sucedido en los años recientes.
Y la forma en que López Obrador trata a Veracruz debe tener la lectura política correspondiente, especialmente en su narrativa que es indicadora. El contenido de sus discursos pronunciados en Minatitlán, Acayucan y Córdoba, que fueron los puntos oficiales que tocó tuvo más un perfil de campaña electoral que de ejercicio gubernamental.
Vino a decir promesas, acciones a futuro -aunque algunas estén en curso-: un gasoducto entre Coatzacoalcos y Minatitlán para beneficiar con hidrocarburo barato a las industrias del sur, ampliación de los puertos de Coatzacoalcos y Salina Cruz en Oaxaca como parte del corredor transístmico, los 20 mil empleos para jóvenes y los programas para apoyar a labriegos con la siembra de árboles.
En Córdoba anunció que el programa “Sembrando Vida” iniciará en 54 municipios y que a nivel nacional beneficiará a 200 mil labriegos, aunque el grueso del apoyo inicial está abocado a los estados del sureste como Chiapas, Tabasco y Campeche donde la inversión también servirá para tratar de paliar la inconformidad por la próxima construcción del Tren Maya.
No hubo en sí una sola obra o programa que haya entregado ya funcionando. La única que se había agendado, la clausura del basurero Las Matas en Minatitlán, fue cancelada por el conflicto suscitado con pobladores de Chinameca quienes repudiaron la imposición de un relleno sanitario en su territorio y obligaron al gobierno estatal a cancelar el proyecto.
Claro, algunos dirían que son apenas dos meses de que inició su administración, pero en la percepción discursiva se tiene a un López Obrador que parece que todavía sigue en campaña electoral, prometiendo de todo y anunciando bonanzas. Es decir, muestra a un presidente que seguirá en campaña permanente para tratar de mantener vivo el llamado “Efecto Peje” con reporte a futuro, para las elecciones intermedias del 2021.

REGAÑOS Y SILBATINAS
Eso en cuanto a la narrativa sobre las acciones oficiales, pues también lo que sucedió alrededor de esa gira tiene una lectura política que debe atenderse y los lectores la necesitan. En Minatitlán, en el primer acto de su gira, aconteció algo que nunca en la historia reciente de la entidad y del país había pasado, que un gobernador con apenas sesenta días en funciones sea abucheado en público y frente al presidente de la República.
López Obrador, dijo que “en Veracruz se respiran nuevos aires, se está purificando el ambiente” en el afán de apuntalar a mandatario local.
“Vengo a refrendar compromisos, decir que vamos a cumplir y que no les voy a fallar”, insistió, pero lo expresó a título personal, no lo hizo extensivo, no al menos en esa frase que buscó calmar los ánimos. Al día siguiente, en Acayucan dio una especie de regaño al Gobierno veracruzano y al delegado de la Secretaría del Bienestar, Manuel Huerta Ladrón de Guevara, porque no se ha concluido el censo de los que serán beneficiarios de los programas federales.
Les pidió coordinarse – léase: no hay coordinación entre los titulares de ambas encomiendas- y sacar adelante ese registro que en otros estados ya terminó, recurriendo a la frase de “no es por picar las crestas”, es decir, ponerlos a pelear o a competir, pero implícitamente hizo la comparación que tiene que ver con eficacia y eficiencia.
El presidente volvió a regañar a Huerta en Córdoba por cerrar las listas del censo y dejar fuera a jóvenes universitarios con derecho a becas. El mandatario recibió reclamos de padres de familia y en público ordenó al delegado Federal no obstruir el acceso de estos jóvenes a los programas federales. Fueron dos correctivos para el llamado súper-delegado y engreído exdirigente estatal de Morena, quien a decir de los testigos, tampoco fue atendido por López Obrador pese a que intentó abordarlo al final del último evento.
Pero se entiende el embrollo para sacar adelante el llamado Censo del Bienestar, porque Huerta Ladrón se ha rodeado de personas extremadamente corruptas y ligadas a la fidelidad. En la subdelegación de ese ramo nombró a la locutora María Hernández Espejo, comapeña avecindada en el puerto de Veracruz, muy cercana al innombrable y a Javier Duarte de Ochoa.
No hay que olvidar que esta señora fue una de las encargadas de las llamadas Redes Ciudadanas para apoyar a López Obrador en Veracruz durante la campaña electoral del año 2006 y lo que hizo fue entregarle los bancos de datos al innombrable, quien en ese tiempo era gobernador, vendiéndole toda la información electoral para que se consumara el fraude contra el tabasqueño en la entidad. ¿Qué se puede esperar de esa persona que además tiene una voracidad kilométrica y es capaz de robarle a los propios descamisados y ancianos? Ahí los morenistas deben encender las alarmas, pues la corrupción infiltró la famosa delegación para el Bienestar.
Además, tampoco hay que pasar por alto que por culpa de Huerta Ladrón a López Obrador lo abuchearon en varias ocasiones en 2018, durante la campaña electoral y hasta le dieron de ‘huevazos’ en la zona Centro a causa de las imposiciones -dicen que venta también- que hizo en las candidaturas en Morena. O sea, el tal Huerta le genera conflictos al tabasqueño donde quiera que lo ponga.
En las formas, también se debe atender las acusaciones que los sureños hicieron contra los alcaldes de Coatzacoalcos y Minatitlán, Víctor Carranza Rosaldo y Nicolás Reyes Álvarez respectivamente, compadres de la zacatecana Rocía Nahle, actual secretaria de Energía, los cuales han tenido un desempeño desastroso en su primer año de ejercicio edilicio.
En contraparte, en Córdoba hubo espacio hasta para la civilidad política con la alcaldesa Leticia López Landero, de militancia panista y quien estuvo en el presídium como edil anfitriona del mandatario federal. Algunos morenistas esperaban que la marginaran para cobrarse la afrenta de 2018 cuando López Landero les negó el uso del parque 21 de Mayo y los obligó a replegarse en una glorieta de la entrada a la autopista. No hubo revancha.

CANAL OFICIAL

El gobierno no es para hacer negocios

Para disfrutar de un buen vino