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EL MINUTERO

Superiberia

Por Andrés Timoteo / Columnista

EL MIEDO DEL PATRIARCA

Pocos hubieran imaginado que meses después de que el anaranjado Donald Trump se fuera de la presidencia de los Estados Unidos, en México siguiera la polémica por un muro. Esta vez no es en la frontera que nos divide con el vecino del norte sino en el zócalo de la capital que divide al pueblo de su gobernante: es el muro contra las mujeres por el 8 de marzo. Una valla metálica que rodea a palacio nacional.

 Se instaló desde el fin de semana a fin de detener las protestas feministas. También ubicarán a 2 mil 800 policías -mujeres también- para hacerle frente a las manifestantes por el Día Internacional de la Mujer. Y a este nuevo muro le han llamado de todo. Los detractores le dicen de la vergüenza, del miedo, del machismo, de la dictadura, del patriarcado, de la represión. Hasta le acomodaron una reflexión certera: el cerco que no le pusieron al ‘toro’ -Félix Salgado Macedonio- se lo pusieron a las mujeres.

 De la parte oficial aseguran que es un muro preventivo, de protección, de “la paz”, de la tolerancia y del resguardo del patrimonio arquitectónico que puede ser dañado por las activistas. El propio presidente Andrés Manuel López Obrador ha reaccionado al repudio que provocó el vallado de palacio nacional, donde habita, afirmando que vale más una cerca que poner granaderos contra las mujeres. Peculiar deducción porque se entiende que esas eran sus dos opciones, encerrarlas o apalearlas. ¿Por qué no escucharlas, atenderlas y procesar institucionalmente sus demandas?

Además, ha dicho que no es un muro por miedo porque él no es cobarde y como siempre se enredó en su retórica al hacer una comparación poco afortunada de la lucha feminista con “su lucha” contra los fraudes electorales del pasado. “A nosotros nos robaron la presidencia, siempre protestamos y no rompimos un solo vidrio”, aseveró. Así, el supuesto despojo de un espacio de poder lo equipara con la gravedad de los feminicidios y de la violencia de género. Desde su misma óptica, López Obrador, es igual de víctima que las féminas abusadas o asesinadas. ¿No es una lindura?

En realidad, ese muro es una mezcla de temor bien marcado en el patriarca que vive en palacio nacional y de repulsión explícita a la causa feminista. Hoy por hoy, las mujeres movilizadas son la oposición más fuerte que hay en México frente a la llamada “cuarta transformación” y las únicas que han puesto en jaque al poderío acumulado por el autócrata y su partido. El feminismo supera por mucho en contrapeso a los partidos políticos de oposición, que no han podido articularse como equilibrio político.

 Desde el año pasado, las mujeres acorralaron al gobierno paralizando al país con la convocatoria de “Un Día sin Nosotras” y en sus denuncias ante la prensa y sobre todo en las redes sociales cuestionando al gobierno lopezobradorista por su conservadurismo, inacción, indiferencia, indolencia y hasta repudio a la causa feminista. El tironeo continuó todo el año pues desde el púlpito presidencial -léase: las conferencias mañaneras- el tabasqueño ha acusado a las feministas de atacar a su gestión y ser un instrumento de la derecha. Les estuvo echando gasolina a la hoguera.

El último bidón que arrojó sobre el fuego fue su imposición y defensa a ultranza del senador con licencia, Salgado Macedonio como candidato a la gubernatura de Guerrero a pesar de estar acusado por cinco mujeres de violación sexual. Cuando el reclamo de las mujeres se elevó, López Obrador les respondió: “¡Ya chole!”, y cuando la Comisión de Honor de Morena canceló su precandidatura, desde palacio nacional ordenaron que lo volvieran a incluir en la encuesta para una nueva postulación.


Las vallas metálicas en palacio nacional son una respuesta-mensaje del patriarca a las mujeres que están contra su candidato -y compadre, según los trascendidos-. Y las feministas de la ‘cuarta transformación”, las que están en cargos de gobierno o militando en el partido Morena, también se encuentra acorraladas -otra vez el muro- porque deberían estar del lado de las mujeres, pero por obediencia partidista tiene que ponerse del lado de los machos que gobiernan.

 Por eso no pueden gritar como antes acostumbraban y por eso también callan como momias, según una de las frases predilectas de su dominador. Es la incongruencia total. En fin, ya se verá este lunes y el martes -porque la organización veracruzana “Brujas del Mar” convocó a un segundo paro nacional “Un Día sin Nosotras” para el 9 de marzo- la acción mujeril frente al muro que protege el palacio del patriarca. Se puede esperar de todo, hasta la osadía, ya ven que una de las consignas más socorridas de las feministas es: “somos malas, podemos ser peores”.

Hay un poema de la escritora guatemalteca Guisela López que describe a la perfección lo que sucede en México con la lucha feminista en un país con un patriarca-macho indomado: “Es necesario romper el hechizo. / Ese, que borra a las mujeres / de los libros de la historia, / de las esferas de poder/ de las antologías. / Ese, que las encierra entre cuatro paredes/ con solo colocarles un anillo. / Andamos abriendo brecha, / apropiándonos de nuestro nombre/ de nuestras agendas/ de nuestra edad, / atesorándola, asumiendo cambios, /Andamos cambiando nosotras/ para cambiar al mundo”.

CON NOMBRE DE MUJER

En el mismo contexto, el Coronavirus como pandemia tiene nombre de mujer, aunque paradójicamente es la mujer quien más resiste a sus embates. Los estudios han demostrado que son los varones los más susceptibles a no resistir el contagio y morir a causa de la Covid-19. La explicación que dan los científicos es que los estrógenos le dan una suerte de resistencia genética.

“El cromosoma X que se expresa de manera doble en las mujeres, es responsable de la codificación de genes que juegan un papel en la actividad inmunológica y respalda una mejor respuesta inmune al SARS-CoV-2”, dicen investigadores de la Universidad de Yale. Así ellas son 1.7 veces menos propensas a ser vencidas por el virus gripal. Vaya, hasta en la calamidad sanitaria las mujeres dan más batalla que los hombres.

Claro, la contraparte también es densa porque las mujeres son las que más resienten la embestida de la pandemia enfrentando tres flagelos: la infección, el daño económico y la violencia doméstica pues está demostrado que con el confinamiento se dispararon los casos de agresiones en el hogar, incluidos los feminicidios. Entonces, efectivamente, la pandemia tiene nombre de mujer y se ensaña más con ellas que con ellos.

EL ABUSADOR LLORÓN

En temas locales y electorales, ahora resulta que el victimario se vuelve víctima. El diputado local con licencia y precandidato a la alcaldía de Córdoba por el Movimiento Regeneración Nacional (Morena), Rubén Ríos Uribe amaga con presentar denuncias penales en contra de quienes lo acusan de cometer actos ilícitos y contra la prensa que difunde las noticias respectivas.

“La opinión pública me tiene sin cuidado”, afirma el inefable sujeto en un mensaje de las redes sociales. ¿Si lo tienen sin cuidado por qué se enoja cuando se publica lo que hace? “Estoy hablando con los abogados para que interpongan las denuncias las denuncias correspondientes por daño moral en contra de las personas que han calumniado y los medios que han difundido hechos falsos”, asegura en un mensaje que difundió en redes sociales.

Este señor no tiene compostura, es agresor de mujeres, violador de la ley electoral y además llorón. Se duele por las noticias de su propia conducta. En días pasados fue denunciado ante la autoridad electoral por actos anticipados de campaña y uso de recursos públicos para la promoción personal, y desde octubre tiene abierta una querella por golpear a su pareja sentimental y amenazarla de muerte. Ríos Uribe es toda una ficha y ahora que lo llevan a tribunales lloriquea como una Magdalena. Que tipo tan patético.

LA CULPA ES MUNICIPAL

Al exalcalde de La Perla, Melquiades Vázquez Lucas lo mataron por andar ‘en malos pasos”, asegura el gobernante en turno, Cuitláhuac García. Nuevamente el mandatario criminaliza a la víctima para culparla de su propia muerte antes de investigar y dar con el paradero de sus agresores. Ahora, hasta exhibió con todas sus letras un narco-mensaje dirigido a un hijo del precandidato asesinado el año pasado.

“Nos llama la atención de cómo se manejaba la víctima, ahí alguien habla de que lo apoyó y no le cumplió; lo apoyó, entendemos no económicamente”, afirmó García Jiménez para justificar el homicidio y de paso culpó a otros del caso: a la policía municipal de La Perla y a las de otras comunas aledañas. Todas son responsables menos el gobierno estatal. ¿En dónde estuvieron los elementos de Seguridad Pública, de la Fuerza Civil y de la Guardia Nacional?

De paso, en la famosa estrategia para proteger a los candidatos del crimen organizado, el gobernante les echó ‘la bolita’ a los ayuntamientos, que son ellos los que deben resguardar a los políticos amenazados. Es una reverenda ocurrencia. Para empezar ni a la policía municipal ni a los ayuntamientos tienen injerencia en delitos del orden federal, en este caso en cuestiones de crimen organizado. Además, muchas policías ni siquiera tienen armamento y equipo adecuado.

Algunas corporaciones como la de Orizaba fueron desarmadas por la propia Secretaría de Seguridad Pública del estado. Entonces, ¿cómo van a hacerle frente a los maleantes? Y, en tercer lugar, la policía municipal debe estar a cargo de cuidar a los ciudadanos no a los políticos. Puros pretextos y ocurrencias para no ponerse a hacer la tarea en materia de combatir al crimen y garantizar comicios sin violencia.

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