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El minutero: La banda del carro rojo

Superiberia

LA BANDA DEL CARRO ROJO

 

Después de la exitosa infiltración de la fidelidad en el Partido de la Revolución Democrática (PRD) en Veracruz, misma que se realizó comprando a muchos de sus integrantes o cobrándoles favores y prebendas dadas en el pasado inmediato, ahora se pretende extender la invasión roja con la colocación de un segundo espurio en la dirigencia estatal que releve al ex alcalde de Ciudad Mendoza, Sergio Rodríguez Cortés, quien es personero del ex gobernante estatal y que también ha sido empleado directo de la actual administración estatal. 

La llegada y estancia de Rodríguez Cortés en la dirigencia perredista es una de las cuestiones más increíbles del quehacer político en la entidad y que refleja el nivel de podredumbre en el partido que alguna vez aglomeró las esperanzas de la izquierda. No hay que olvidar que en el 2010 el mismo Rodríguez Cortés le dio la espalda al Sol Azteca y se unió a la campaña electoral del Partido Revolucionario Institucional (PRI), apoyando abiertamente al entonces candidato a la gubernatura, Javier Duarte de Ochoa. Más tarde, luego del triunfo del priista, el ex perredista se convirtió en director del Sistema Estatal de Empleo, aunque sólo duró algunos meses en el cargo.

 Rodríguez fue destituido por el pleito que traía con el titular de la Secretaría del Trabajo, el fortinense Marco Antonio Aguilar Yunes, compadre del actual despachante de Palacio de Gobierno quien se impuso y logró echar al mendocino. De ahí, Rodríguez se fue a Chiapas, enviado por el innombrable –al que le dice “el jefe”, según cuentan los allegados- para operar el robo de votos y amenazas a ciudadanos en el proceso electoral en el 2012 a favor del candidato verde-priista Manuel Velasco Coello. El innombrable operó parte del fraude en algunas zonas de Chiapas para que a cambio se nombrará a su hijo, Javier Herrera como secretario general de Gobierno pero no lo consiguió porque Velasco Coello no quiso desafiar al copetón Enrique Peña Nieto al darle el segundo cargo de importancia al vástago de quien detesta.

 No obstante, el hijo del innombrable se mantiene como “asesor” del Gobierno chiapaneco aunque Rodríguez Cortés no alcanzó ningún cargo y fue regresado a Veracruz con la encomienda de servir de ariete para arrebatar la dirigencia estatal del PRD en contubernio con otros perredistas serviles a la fidelidad como Rogelio Franco Castán, Manuel Bernal Rivera, Freddy Ayala, César Ulises García, Freddy Marcos Valor, Margarita Guillaumín Romero, Cuitláhuac Condado Escamilla y el orizabeño Daniel Nava Trujillo, quien por cierto no alcanzó la diputación plurinominal por la cual vendió su apoyo a la dirigencia apócrifa.

 Todos le hicieron la guerra al también orizabeño Juan Vergel Pacheco y lo derrotaron con la complacencia del ala perredista denominada Los Chuchos, de la cual es emanado el actual dirigente nacional, Jesús Zambrano, y así, el innombrable impuso a Sergio Rodríguez Cortés y condujo la designación de candidatos en los comicios de julio pasado que renovaron las alcaldías y el congreso local. El objetivo fue impulsar formulas débiles que perdieran ante los priistas y debilitarán a los panistas. Tal fue el caso del puerto de Veracruz donde se postuló al ex panista Julio Saldaña Morán para hacer perder al abanderado blanquiazul, el diputado federal Rafael Acosta Croda, sobrino del ex gobernador priista, Agustín Acosta Lagunes. 

Ahora los perredistas-fidelistas–los cuales ya son conocidos como “La banda del carro rojo” pues son eso, una banda de pillos y rojos por el color que caracterizó a la fidelidad- buscarán mantener secuestrada la dirigencia estatal y para ello ya lanzaron precandidaturas de varios para suceder a Rodríguez Cortés, entre ellos están el diputado local que terminará su gestión en el mes de noviembre, Rogelio Franco Castán, el representante ante el Instituto Electoral Veracruzano (IEV), Freddy Marcos Valor y la ex diputada Margarita Guillamín, quien salió enriquecida de la legislatura anterior vendiendo su voto a favor de todas las iniciativas y chanchullos del innombrable.

Por el otro lado están los perredistas que rechazaron unirse a la “Banda del carro rojo” en la pasada contienda electoral y que presentarán sus propios candidatos en un intento por reivindicar al partido y regresarlo a la izquierda. Entre ellos figuran el diputado federal, Uriel Flores Aguayo quien propone al xalapeño Enrique Meza Serrano, para buscar la dirigencia estatal. También están los hermanos Dulce María y Enrique Romero Aquino, ambos ex presidentes municipales de Ciudad Mendoza – Enrique Romero ya fue líder estatal del partido-, el dirigente destituido, Juan Vergel Pachecho así como el ex senador y actual alcalde de Ángel R. Cabada y la diputada federal, Yazmín Copete Zapot, ex alcaldesa de Santiago Tuxtla.

Los observadores anticipan la contienda perredista se podría concentrar entre una mancuerna de los rojos que podría quedar integrada con Margarita Guillaumín y Rogelio Franco contra el dúo Dulce María Romero y Yazmín Copete, que irían por parte del perredismo de izquierda. Por supuesto, los rojos tendrían el respaldo del dirigente nacional, Jesús Zambrano y la tribu de Los Chuchos además de recursos financieros provenientes del gobierno estatal y de la tenebrosidad del innombrable cuyas tácticas de corrupción, amenazas y cosas peores están listas para evitar que el partido se le vaya de control.

Es más, ya está apalabrado el ex panista Julio Saldaña, que si bien no puede aspirar a la dirigencia porque se lo impiden los estatutos –aunque eso no es impedimento total pues si se trata de romper la ley, como ya lo hicieron al mantener a Rodríguez Cortés como dirigente, hay recursos suficientes para corromper a los tribunales- servirá para inflar los padrones amarillos con ex panistas y así inyectar sufragios cualquier votación que se realice en el proceso interno para la renovación del liderazgo. Los fidelistas son especialistas de fraudes y muchos de los perredistas rojos no cantan mal las rancheras en esas artes. Por ese lado están cubiertos.

Sin embargo, los de las corrientes de izquierda llevarían el respaldo de la senadora Dolores Padierna, quien encabezó la Secretaría General del Comité Ejecutivo Nacional y es parte de uno de las tribus perredistas más fuertes, junto con su esposo René Bejarano, que hacen contrapeso a Los Chuchos. Además, de su lado también estaría el ex jefe del Gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard quien aspira a convertirse en dirigente nacional del Sol Azteca y ha prometido hacer una limpia en el perredismo veracruzano, “quitárselo de las manos” al innombrable, según prometió en agosto pasado durante una visita por la entidad.

De esta forma, la renovación del Comité Directivo Estatal del PRD en Veracruz será la oportunidad para que todos los hombres y mujeres de izquierda que todavía se mantienen en ese instituto, salgan a rescatar a su partido de las manos del innombrable, el Gobierno estatal y sus sirvientes.

 

ASUNTO ESPINOSO

 

La solicitud hecha al congreso local por la Procuraduría General de Justicia del estado para que la alcaldesa priista de Alvarado, Sara Luz Herrera Cano sea desaforada y pueda ser juzgada por la autoría intelectual del asesinato –realizado como si fuera una ejecución del crimen organizado- de su secretario particular, Michel Martínez Corro, quién fue “levantado” y después su cadáver apareció semi-sepultado en un paraje, es un asunto muy espinoso que podría pinchar los dedos de muchos funcionarios y políticos del tricolor. Por esta razón, el asunto tiene –para variar- como trasfondo el intento para darle impunidad más que para hacer justicia.

El asesinato de Martínez Corro se cometió desde finales del mes de julio y a principios de agosto ya había declaraciones ministeriales de tres empleados detenidos que señalaban a la edil de haberles pagado 70 mil pesos a cada uno para cometer el homicidio. ¿Por qué no se procedió a solicitar su desafuero en ese momento? No lo hizo el ineficiente procurador Amadeo Flores Espinosa y prefirió esperar dos meses para que el tiempo se convirtiera en aliado de la implicada ya que el procedimiento puede tardar hasta tres meses y entonces en el caso de proceder la destitución de la alcaldesa, ésta se hará cuando ella ya no esté en el Ayuntamiento porque finaliza su periodo edilicio el 31 de diciembre.

En pocas palabras no la van a desaforar, salvo que sea un proceso rápido –por la llamada “Vía Fast Track”- y la petición de la PGJE al Poder Legislativo sólo es un aletazo mediático y peor aún, algunos opinan que también un sobre-aviso a la misma Sara Herrera para que ponga tierra de por medio. ¿Acaso alguien cree que la señora se va a esperar a que la detengan saliendo del Palacio municipal después de entregar el cargo? Por más que la alcaldesa afirme que es un asunto político y que se defenderá legalmente, cuando llegue el tiempo de quedarse sin fuero legal, no esperará que vaya por ella Flores Espinosa.

Los integrantes de la nueva legislatura podrán lavarse la cara si aceleran el proceso y logran que la alcaldesa alvaradeña sea desaforada antes de que los tiempos se venzan o de lo contrario se estrenarán en las curules con un caso espinoso que los hará cómplices. La señora pintaba para mal desde antes pues durante la campaña electoral del 2010 sus competidores de otros partidos políticos recibieron amenazas muy serias para retirarse de la contienda o bajar el perfil con el fin de permitir el triunfo de la priista. Los que en su momento la acusaron de mantener complicidad con la delincuencia, hoy al parecer les asiste la razón. El legislador perredista refirió ayer que Alvarado es el segundo municipio, después de Xalapa, con el mayor número de jovencitos “desaparecidos”, plagiados por el crimen organizado, lo que demuestra que el mismo opera a sus anchas.

Empero, los observadores también dudan que en realidad el gobierno estatal procese judicialmente a la munícipe quien ha sido cómplice en muchos negocios turbios con funcionarios, especialmente con los de la Secretaría de Finanzas y empresarios del rubro inmobiliario ligados al sexenio anterior que han adquirido terrenos de alta plusvalía en la zona llamada Riviera Veracruzana, con el apoyo del Ayuntamiento de Alvarado. No hay que olvidar el remate de predios a costos irrisorios para que hombres adinerados, tanto fidelistas como prósperos, se hicieran más ricos a costa del patrimonio público. El asunto es espinoso y tiene doble filo pues si la famosa Sarita abre la boca muchas cosas turbias se harán públicas.

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