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Entre la fe y el peligro vive el Padre bombero

Superiberia

Córdoba.- Previo a la guardia que le corresponde en el Heroico Cuerpo de Bomberos de esta ciudad, el presbítero Óscar Fabricio Martínez Limón, nos recibe en el cálido hogar de sus padres, a quienes les profesa admiración, respeto y sobre todo amor. 

 

Y no encontramos mejor forma de resumir su estado más que transmitiendo el pensamiento que repitió una y otra vez: ¡Feliz, feliz, yo soy feliz! y es que entre la fe y el fuego el Padre bombero como ya es conocido entre la feligresía y el pueblo en general, vive su comunión con Dios.

 

Siempre accesible, platicador, amigo, el padre Óscar, sentado en la silla de la mesa principal de la casa, con su casco tipo neoyorquino puesto, y la estola púrpura frente a él, a su lado derecho al igual que su radio de banda privada; sin ocultar su emoción nos confiesa el significado de tan vistoso casco que en el chapetón lleva el número 178, significativo por ser el día en que cumple años (17 del octavo mes).

 

Además por el lado religioso su padre le hizo ver que 1+7+8=16, 1+6 =7 ¡Es el número de Dios!

 

De repente, cambia su semblante y sin ocultar su dolor, recuerda el “domingo negro”, aquel en donde se suscitó el fatídico accidente en el que viajaban los jugadores del club de fútbol Camarón. 

 

“En el auditorio de Atoyac, pedí permiso para rezar a los difuntos, lo que a algunos les sorprendió, pues llevaba mi chaquetón y botas, pero con mi estola puesta, también podía otorgar la bendición a los acaecidos y orar por su eterno descanso, así lo hice junto con el padre Jorge de Atoyac y estuvimos rezando a los muertitos, al salir, juntamos a todos los familiares para realizar un rito sencillo. Todos merecemos vivir porque somos humanos, somos hijos de Dios, ver a los difuntos me hizo comprender que nadie merece morir así, pero a final de cuentas la presencia de Dios ahí estaba”.

 

El padre Óscar Fabricio Martínez Limón, es el quinto hijo de los señores Mauricio Martínez y Dolores Limón, nació el 17 de agosto de 1978, ingresó al seminario el 17 de agosto de 1993 y egresó el 29 de mayo de 2004, ha estado como vicario en las parroquias de Santa Rita, San Pedro y San Pablo, Nuestra Señora de Guadalupe y la de Chavaxtla, actualmente se encuentra en la Iglesia del Espíritu Santo, en San Román.

 

Sin lugar a dudas, el formar parte de los voluntarios de Bomberos, ha llamado  la atención no sólo de la feligresía, los medios de comunicación y la población en general, pues considera que “en la sociedad es bien visto el hecho de que un sacerdote esté haciendo las cosas bien para los feligreses”.

 

Además deja en claro que: “Antes que ser bombero, soy sacerdote, primero cumplo mis actividades en el ministerio y mis tiempos como bombero son sólo en los ratos libres y aunque trato de conservar mi identidad, la verdad es que creo ya todos saben que soy cura”.

 

Fue cuando estuvo como vicario en la parroquia de La Estación en el 2011, que le tocó oficiar la misa para los cuerpos de auxilio, al concluirla, personal de Bomberos lo invitó para conocer el cuartel.

 

“Me contaron que monseñor Sergio Obeso había ido a visitarlos y de ahí en fuera ningún clérigo lo había hecho, le dije que sí, pero no pude ir, en el 2012 me volvió a tocar la misa el 14 de diciembre y al final, me volvieron a invitar, así que ante la insistencia fui al cuartel el 4 de enero de 2013, cuando asistí me mostraron el equipo y me platicaron las actividades que se desarrollaban, sin embargo fue hasta el mes de junio, cuando empecé a ir y ya en agosto fui a las prácticas y así me fui hasta que entré a la corporación, ya después entregué mis documentos para tener el expediente y recuerdo que mi credencial me la entregó el Mayor Abraham en una fecha muy especial y la considere como una bendición de Dios”.

 

Desde entonces se le conoce como el Padre bombero, al parecer el primer párroco veracruzano en incursionar en esta noble labor, la cual realiza acompañado de un frasco donde porta los Santos Óleos y su estola, y remarca que lo hace no como un sacerdote, sino como un elemento más de esta corporación cuyo compromiso es servir a los demás.

 

Hoy sabe que esta labor la realiza por la inspiración que le dio el padre Francisco J. Krill, fundador de la Cruz Roja Mexicana y Bomberos de Córdoba, quien a pesar de no dar servicio en activo, fue un bombero que mostró caridad.

 

“Por eso creo que vale la pena estar en Bomberos, pues en estos tiempos el sacerdote no sólo puede limitarse a estar dentro de la iglesia, sino que debe tener más cercanía con la gente, demostrar que un sacerdote es un ser humano que puede y debe servir a sus semejantes” dijo el sacerdote.

 

El padre Óscar acepta que no es usual que un representante de la religión católica figure en un ámbito de rescate, y aunque sus colegas tanto de Iglesia como de Bomberos, se han mostrado con él respetuosos,  y cree tener la aprobación del obispo de Córdoba, Eduardo Patiño Leal, por la recomendación del padre Domingo Ortiz Medina, así como de la mayoría de sus feligreses y la población.

 

“Siendo muy honesto, pero muy honesto, la verdad es que ¡Yo soy feliz viviendo mi comunión con Dios, entre la fe y el fuego!

Con una amplia sonrisa el Padre bombero, dijo que servir a la gente es algo incalculable, invaluable, y aunque llega a ser desgastante porque el ideal es como el de Cristo: Dar todo sin esperar nada a cambio, además el Papa Francisco ha hecho un llamado a los sacerdotes a mantener una cercanía con la gente, dejar de ser sacerdotes de templos y ser más de calle, cercanos a quienes más los necesitan, pues creo eso estoy haciendo”.

 

De repente, suena su radio de banda privada, le hacen un llamado pues ya está retrasado para cubrir su guardia, así que se coloca las botas, el casco, la chamarra y demás artículos proporcionados por el Heroico Cuerpo de Bomberos, nos agradece la oportunidad de charlar con él y a bordo de su vehículo que se transforma en “patrulla particular” se retira al cuartel, bajo la tierna y a la vez preocupante mirada de sus padres que ven marcharse a cumplir su otro compromiso con Dios, la de cadete de Bomberos, y alcanzan a decir: “Que Dios lo acompañe y a ustedes también”.

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