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La transición en Venezuela

Superiberia

 

El fallecimiento del presidente Hugo Chávez lleva a una rápida transición que no será entre el chavismo y la oposición. Porque será el presidente encargado y heredero de Chávez, Nicolás Maduro, quien muy posiblemente gane la presidencia. En la contienda presidencial del próximo 14 de abril más que dos candidatos estarán frente a frente dos modelos de país. La verdadera transición será entre Venezuela con Chávez y el país sin el presidente que gobernó durante 14 años y ganó cuatro elecciones presidenciales.

La oposición encabezada por Henrique Capriles considera que la muerte de Chávez le abre el espacio político que le permitirá ganar la contienda electoral. Maduro ha cometido lo que desde fuera se ve como errores políticos elementales cuyo fin es alimentar el fervor del pueblo por el chavismo sin su dirigente recién fallecido. Y mientras el debate político venezolano se polariza y enreda en lo que dice uno y otro candidato, se pierde el fondo del análisis acerca de si en Venezuela habrá o no una alternancia política.

Pero ¿dónde radica la solidez de un régimen que difícilmente podrá extinguirse por la muerte del presidente Chávez? Puede o no gustar la personalidad del caudillo, sin duda cometió muchos errores, polarizó debates políticos nacionales e internacionales. Pero tres cuestiones habría que destacar de sus 14 años en la presidencia venezolana. La primera es su política social, la segunda es que la suerte lo acompañó con el elevado precio del petróleo, principalísimo ingreso económico de Venezuela, y la tercera fue el apoyo económico y energético que dio a países latinoamericanos y caribeños que lo necesitaban junto con una política regional que cambió a la zona. ¿Que Chávez recurrió a políticas autoritarias frente a la oposición y a los medios de comunicación? Sin duda. Fue también objeto de un golpe de Estado por sus opositores en 2002, que sólo duró unas horas. ¿Que dilapidó recursos petroleros de manera improductiva y manejó mal factores macroeconómicos? Muy posiblemente. Y el nuevo presidente tendrá que enfrentar una difícil situación de la economía por desequilibrios varios.

Murió un líder carismático y de un enorme arraigo popular, según lo pudo constatar el mundo entero durante los días de duelo en las imágenes de las multitudes que se volcaron a las calles que conmovieron a la opinión pública en América Latina. El acompañamiento internacional al pueblo de Venezuela por parte de presidentes de la región y de otras latitudes completó el panorama de la importancia política del momentum venezolano y latinoamericano.

Comprender la transición que se abre en Venezuela pasa por observar lo que fue la presidencia de Chávez, el primer presidente que convirtió al pueblo de mas bajos ingresos en su interlocutor privilegiado; lo que nunca antes ocurrió en los gobiernos que lo precedieron. Venezuela ha sido un país con una enorme desigualdad social —recuérdense las imágenes del “Caracazo”, cuando miles y miles de pobres descendieron de los cerros para reclamar por un aumento a los precios del transporte y la represión de aquel descontento popular que puso en jaque por unas horas a los dueños del bienestar y la riqueza, aquella oligarquía venezolana enriquecida con el petróleo—. La desigualdad no ha desaparecido aunque haya disminuido.

Sólo por mencionar algunos indicadores sociales de los años del chavismo: la pobreza se redujo de 49.4% a alrededor del 24% en los años de Chávez, una campaña de alfabetización llevó a la Unesco a declarar al país territorio libre de analfabetismo, el agua potable llegó a 92% de la población, los alimentos subsidiados alcanzaron las vidas de 14 millones de personas, el desempleo disminuyó a la mitad en siete años, la mortalidad infantil descendió en ese mismo lapso cinco puntos, en los barrios mas pobres fueron instalados 4 mil 500 consultorios médicos, el programa Mercal abrió mercados de alimentos a precios razonables… Esas acciones explican el apoyo popular al presidente Chávez y son las que muy posiblemente den al chavismo continuidad. Todo ello se apoyó en la Constitución Bolivariana, que creó un nuevo orden constitucional.

La transición que se abre tiene un activo importante de largo plazo: Venezuela es el país con las mayores reservas petroleras del mundo. Las campañas electorales estarán caracterizadas por la polarización política que colocará frente a frente a dos proyectos de país.

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