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Ley granada

Superiberia

Una de las listas que nunca se han publicado en la historia del futbol mexicano es, entre otras, la de los presidentes y dueños de los clubes campeones del campeonato de liga y, a su vez, los que pasan la vergüenza del descenso. La primera ha sido complicada de realizar, pero hurgando bien se puede construir; la segunda no tanto, sobre todo porque cuando el barco está a punto de hundirse muchos abandonan la nave y luego no se sabe exactamente quiénes terminaron siendo los propietarios de la franquicia. Ese es el caso del Querétaro, que tiene las horas contadas en la Primera División.

Los anteriores Gallos Blancos que perdieron la categoría en 2007 los encabezaba Ulises Zurita; en 2008, el Veracruz se fue con todo y Alberto de la Torre; en 2009, el Necaxa con el desconocido Roberto Muñoz; en 2010, Indios de Ciudad Juárez con el entusiasta Francisco Ibarra, que no es el mismo que presidió la Federación en 1990; en 2011 volvió a bajar, pero ahora con Luis Ogarrio y hace un año, los Estudiantes Tecos con José Antonio Leaño. Sabemos que Adolfo Ríos es el presidente del Futbol Club Querétaro, pero no está muy claro quiénes son los verdaderos dueños y qué tanto está metido el gobierno del estado.

Como siempre sucede, al tener el agua hasta el cuello surgen las grandes propuestas de aumentar de 18 a 20 las plazas en Primera División o comprar una franquicia con nuevos proyectos. Ni una ni otra han sido la solución, es sólo propaganda desesperada para ampliar la mediocridad de políticos, dirigentes y hasta entrenadores o jugadores.

Los que quedan eliminados en la liguilla de Ascenso, también están dispuestos a abrir la chequera como el Veracruz que, junto con Querétaro, se frotan las manos esperando que Jaguares o San Luis pongan a la venta su franquicia, pero hay que recordarles a Gallos y Tiburones que la FIFA prohibe la promoción con dinero y si no es por méritos deportivos, es decir, ganando su lugar en la cancha, reglamento que se conoce como Ley granada, bautizado así porque precisamente, en España, una persona compró con un fajo de billetes una plaza en la Segunda División.

Además, hay suficientes evidencias de que los equipos de Tuxtla Gutiérrez y San Luis Potosí no están en quiebra. La empresa televisora que respalda al conjunto de Chiapas es solvente y recientemente, en noviembre de 2012, los reales cambiaron de propietarios y el empresario dueño, Carlos Hugo López Chargoy, tampoco tiene problemas económicos, así que cualquier movimiento o venta representará una violación flagrante a los estatutos y reglamentos de la Federación Internacional de Futbol Asociado, así que la Liga MX debe estar atenta y respetuosa de las leyes si no quiere poner en peligro el futuro del futbol mexicano, sabedores de que en la FIFA no se tientan el corazón para tomar decisiones por violar normas.

Hace unas semanas el balompié mexicano recibió un duro golpe con la derrota de Justino Compeán por un puesto en el Comité Ejecutivo de la FIFA, en su lugar y por un voto, fue elegido el estadunidense Sunil Gulati. Se habla de compra de votos, pero hay que destacar que hace un par de años, cuando el entonces presidente de la Concacaf, el trinitario Jack Warner fue acusado de corrupción y fraude, recibió el apoyo incondicional del presidente de la Femexfut, además, las eliminatorias en todas las categorías fueron acomodadas para que los equipos mexicanos puedan clasificar con tres partidos y sin contratiempos, algo no bien visto por la mayoría y, por ello, obligaron al sorteo del Hexagonal.

Así que no le busquen tres pies al gato.

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