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Los Judas, tradición de hace 85 años en Atoyac

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Atoyac.- Adultos, jóvenes y niños comienzan, previo al Domingo de Ramos, a retocar las máscaras de madera que utilizarán durante la Semana Santa. Otros reparan los látigos y uniformes con los que se personificarán según les corresponda, a fin de que a partir de hoy recorran las calles del municipio, como cada año lo hacen, a excepción del tiempo de pandemia.
Se trata de una tradición que identifica a Potrero Nuevo, Atoyac y que inició hace 85 años, cuando aparecieron por primera vez en escena, en el marco de la celebración católica de la Pasión, Muerte y Resurrección del Hijo de Dios. Al principio respondió a la necesidad de recaudar dinero para la construcción de la capilla del pueblo, pero actualmente son el estandarte de la localidad, que el 23 de abril los nombrará como Patrimonio Municipal.
Paralelo a las celebraciones de los días santos, Los Judas son protagonistas de las actividades folklóricas, recorren las calles danzando y sonando sus látigos persiguiendo a los diablos.Visten elegantes y vistosas prendas, capas de color rojo, utilizan máscaras de rostro terrible, llevan cuernos y cola. Mientras bailan, truenan sus látigos; sus ojos parecen impenetrables, hondos, caminan erguidos, seguros, ante la mirada de cientos de personas que se congregan en la vía pública, para observar su paso.

Organización
El Club de Danzantes de Potrero Nuevo, año con año en la Semana Mayor se aseguran de seguir con la tradición que les confiere identidad.
El presidente de la organización, Joaquín Contreras Martínez, informó que desde hace 85 años se realiza el evento, en el que el colorido de los trajes de Los Judas y la algarabía son del gusto de los visitantes que arriban a Atoyac en la temporada vacacional.
Hacen su aparición en las calles el Domingo de Ramos, Jueves y Viernes Santo; además del Sábado de Gloria.
Unos 100 danzantes entre Judas” y diablos, están inscritos en el padrón de Danzantes, desde niños de 13 años hasta adultos mayores.

Significado
Los danzantes constituyen la identidad indígena de un pueblo que teme a los elementos de la naturaleza, pendiente de los ciclos agrícolas, y reivindica su arrepentimiento por los pecados cometidos. Además de que se entrega al catolicismo, explicó un antropólogo de la zona.
El vestuario que utilizan Los Judas, añadió, representa al bien y al mal, en tanto que su baile es una manifestación de libertad, sumisión, purificación y salvación.

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