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MAGO SIN REGALO

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Que no venía y que siempre sí llega. La visita del presidente Enrique Peña Nieto para la conmemoración del primer centenario de la Ley Agraria de 1915 se convirtió en un duelo de declaraciones y desmentidos. Hace un par de días, el dirigente de la Confederación Nacional Campesina (CNC), Manuel Cota Jiménez afirmaba que el mexiquense no estaría en Veracruz y sería representado por el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong pero ayer mismo, su subalterno en esa organización, Rubén Escasega, dijo lo contrario: sí estará Peña Nieto.

 

 Vaya relajo que tiene mucho de fondo. La ausencia del mandatario federal no sería otra cosa que un desaire aparatoso hacia el priismo local y corroboraría lo que muchos han especulado, que no hay empatía del altiplano hacia la administración estatal en temas político-electorales en el entendido que dicho encuentro no es un acto de acercamiento a los campesinos y agraristas del país, sino un evento partidista del priismo. En eso se convirtió en las últimas décadas, antes de los 12 años de los gobiernos panistas de Vicente Fox y Felipe Calderón, la celebración de la primera Ley Agraria tras la Revolución Mexicana era el escenario para emitir mensajes, entiéndase: el destape de un candidato, a la militancia del tricolor.

 

 Con el retorno del Partido Revolucionario Institucional (PRI) a la Presidencia de la República se dio por entendido que tal ortodoxia quedaba restablecida. De ahí que una virtual inasistencia de Peña Nieto en pleno año electoral representaría un golpe al tricolor doméstico, mismo que, de paso, está hecho un revoltijo pues nadie quiere obedecer al veleidoso gobernante estatal. Es decir, no quieren aceptarlo como el “gran elector” que pretende ser y todos esperan que Peña Nieto emita una señal a favor de alguno de los aspirantes priistas a la gubernatura de dos años. Es el regalo del Día de Reyes para la borregada priista.

 

 Dejarle esa potestad a Osorio Chong —que los burlones dicen que si bien tiene raíces orientales no es el mago indicado para los “destapes” electorales— también sería una mala señal porque se entenderá que los sucesos electorales en la entidad pasaron a segundo plano en importancia para el altiplano. Y aun cuando en las últimas horas muchos actores políticos locales se han desvivido por asegurar que Peña Nieto no viene a “destapar” a nadie, sino a un acto institucional, de institucional sólo tiene la segunda palabra en el nombre del PRI que secuestró hace décadas dicha ceremonia.

 

 Es posible que el gobernante federal no dé señales a favor de alguno de los aspirantes priistas y eso también agitará más la ansiedad en el priismo local que en pleno mes de enero —y a diferencia de otros años— no sabe quién será su abanderado. Así, Peña Nieto aparentemente será un mago que no traerá el regalo prometido este 6 de enero, al menos es lo que se asegura, aunque sin duda todos los del tricolor estarán pendientes de cada movimiento y ademán que haga. Están tan domesticados en la vieja ortodoxia que su corazón palpitará a la par de los guiños presidenciales. ¡Qué flojera!

 

Sin embargo, la forma es fondo, dicen los ideólogos del tricolor y la indecisión sobre la asistencia o no de Enrique Peña Nieto al evento veracruzano también se debe de leer como reflejo de los ánimos electorales y la incertidumbre en Los Pinos para apuntalar  a uno de los aspirantes que a nivel local andan desatados desde hace tiempo.

 

 Por cierto, en este contexto corre entre los propios priistas una comparación burlona de los supuestos finalistas, Héctor Yunes y Alberto Silva, luego de un supuesto repliegue del peroteño José Yunes Zorrilla. Se habla que las “dos sopas” —término dado por Yunes Landa— que le quedan al PRI son: una de lengua —en el caso de Yunes Landa— y otra de hongos o sea de “zetas” —en el caso del tuxpeño- pero ninguna lleva huevos entre sus ingredientes ¿Qué tal?

 

 También consideran un chascarrillo el intento del gobernante en turno de incluir en la zaga de posibles abanderados a un oaxaqueño, un yucateco y un mexiquense —Flavino Ríos, Tomás Ruiz y Jorge Carvallo— ya que entonces no serían las famosas sopas, sino un mole amarillo, una cochinita pibil y un cocido de chorizo. ¿Qué elector se atreverá a degustar esos platillos de la cocina duartista? ¡Guácala de pollo!, dirían los niños de primaria.

 

 Chiste aparte es que el Partido Verde Ecologista de México (PVEM) anuncie que impulsará para la gubernatura al diputado federal por San Andrés Tuxtla, Jorge Carvallo Delfín, a sabiendas que nació en el Estado de México y no en Veracruz. Vaya que el asunto es de desocupados y engaña-bobos no sólo por cuestión del lugar de nacimiento, sino porque Carvallo ni siquiera figura en las encuestas. Alguien diría que el toluqueño práctica una “fideliña” —en alusión a los disparates del impresentable exgobernante estatal— pues  le tira a las estrellas para ver si logra darle a un papalote.

 

ALIANZA EN PUERTA

 

Mientras en el PRI no se deciden por su abanderado a los comicios del mes de junio, los dos partidos de oposición que disputarán en serio la Gubernatura está por amarrar la alianza que sería un instrumento para la derrota histórica del tricolor. Las dirigencias nacionales del PAN y el PRD están a horas de avalar el convenio respectivo para una coalición cuyo virtual candidato sería el diputado federal panista, Miguel Ángel Yunes Linares, quien provoca un verdadero terror a la clase gobernante y especialmente a los fidelistas.

 

 De ahí el desesperado afán de Palacio de Gobierno para tratar de boicotear esa alianza opositora. Los intentos son de tal magnitud que el mismo presidente nacional del Sol Azteca, Agustín Basave denunció ayer que no sólo hay amenazas e intimidaciones contra líderes y militantes perredistas sino que se destinan enormes cantidades del dinero público para tratar de sobornarlos. “En Veracruz se está comprando gente (del partido), se está intimidando a la gente para evitar la alianza porque saben que podemos ganar”, aseveró.

 

Efectivamente, la orden de la fidelidad es reventar a como dé lugar esa coalición partidista y por supuesto, impedir que Yunes Linares encabece la planilla opositora. Se sabe, por ejemplo, que se han ofrecido hasta 200 millones de pesos —dinero público, claro— a líderes locales para repudiar la unión entre panistas y perredistas. La mayoría no han aceptado porque la decisión se tomará en el altiplano y, dos, porque las posibilidades de triunfo son elevadas y entonces, el negocio será más redituable cuando se obtenga la Gubernatura.

 

En medio de este jaloneo e intentos de fulminar a la alianza azul-amarilla, se espera que a partir del jueves 7 de enero se confirme la misma de parte de las dirigencias nacionales de ambos partidos y entonces, dicen muchos observadores, comenzará la verdadera guerra electoral en Veracruz, pues quedará definido también el abanderado que disputará la silla estatal con posibilidades de obtenerla como nunca antes las ha habido en la historia veracruzana.

 

CINTURÓN APRETADO

 

No salen las cuentas a la luz de la teoría matemática, ya que por una parte hay “cañonazos” hasta de 200 millones de pesos en asuntos electorales, se está financiando a tres candidatos “independientes” —Gerardo Buganza, Juan Bueno y Elías Moreno— y los precandidatos formales del tricolor se promocionan abiertamente en los medios de comunicación pagando costosa publicidad disfrazada de noticias y comentarios de opinión, pero no hay recursos para pagarles a los pensionados, estudiantes, maestros, campesinos, proveedores y demás acreedores del Gobierno estatal.

 

Peor aún, el gobernante  declaró ayer que “todos se tienen que apretar el cinturón y se están ajustando recursos para darle prioridad a las áreas donde sí son prioridad (sic)”. Es decir, se entiende que no hay dinero, pero ayer mismo se conoció que en las últimas tres semanas el Gobierno estatal tramitó dos nuevos créditos por casi 10 mil millones de pesos, de acuerdo a información de la propia Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) y esos empréstitos son pagaderos a 17 años. Entonces, ¿dónde están estos recursos? ¿a dónde van a parar? Naturalmente no se requiere ser un experto para deducirlo: a las campañas electorales y a los bolsillos de estos pillos incrustados en el Gobierno estatal. ¿Cuál cinturón apretado?

 

Y precisamente, hablando de lo robado, un mal fin de año pasaron ocho  periodistas que laboraban en la radiodifusora Capital FM y el periódico Capital, ambos con sede en la ciudad de Xalapa, pues el día 29 de diciembre fueron citados en las oficinas de la empresa para notificarles sobre su despido. El argumento fue que no había presupuesto suficiente para sostener tan abultada nómina —vaya, como si les pagaran salarios de lujo— y era necesario adelgazar costos con un recorte de personal. 

 

El asunto pareciera del mero ámbito laboral a no ser por la versión —afirmada por muchos que saben de esos entretelones— que ambas empresas serían propiedad de la fallida ex vocera duartista, María Gina Colío Domínguez, quien las habría adquirido al Grupo Mac Multimedia, cuyos dueños son del Estado de México. La  crisis aparentemente llegó a Radio Capital Xalapa y su periódico Capital, al grado que a los periodistas despedidos apenas si les entregaron un mes de salario como indemnización, aun cuando muchos tenían más de tres años laborando en dichas empresas.

 

 La duda, por supuesto, carcome. Si ambas  empresas no tiene recursos suficientes para los salarios de su personal y ni siquiera para el pago de indemnizaciones, ¿dónde quedó todo el dinero que fue saqueado de la Coordinación de Comunicación Social en el primer tramo del Gobierno de Javier Duarte de Ochoa? Vaya incongruencia de la señora Domínguez que se muestra como una empresaria voraz y maltrata a sus trabajadores olvidando que ella misma padeció de esos abusos laborales, en aquellos tiempos cuando no usaba la seda, sino la sintética terlenka para vestir.

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