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Se apoderan de inmueble

Superiberia

Córdoba.-  El inmueble que fuera donado por el poeta cordobés, Jorge Mateo Cuesta Porte Petit para el desarrollo de la Casa de la Cultura “Jorge Cuesta”, también está en manos del Patronato del Museo de Córdoba.

La falta de atención y uso dedicado a la promoción de la cultura, favoreció al capricho de la presidenta de dicho patronato, Clementina de la Huerta.

La Casa de la Cultura contaba con tres salas de exposición: la galería Eugenio Luna, el aula Maestro Raúl Tovar Hernández y la sala auditorio Hermilo Novelo, en esta última se habían albergado por más de dos décadas 31 cuadros del maestro José García Ocejo, donde permanecieron hasta el momento en el cual, el mismo pintor, decidió retirarlas del lugar por considerar poco adecuado para su preservación y enviarlas al Museo de Arte de Orizaba.

Desde el momento del retiro de las obras, el Patronato del Museo de Córdoba, se apoderó de la sala García Ocejo. El espacio de mayor dimensión del inmueble histórico donado por el poeta.

Por omisión, ni el Ayuntamiento de Córdoba ni mucho menos la Asociación civil “Casa de la Cultura”, trataron de impedir que el inmueble fuera dividido a favor del Museo.

Aunque en un principio se pensaba que se realizarían los trabajos de mantenimiento para recuperar las obras de García Ocejo, sólo se colocó una lona amarrada de todos los costados para impedir el paso a los estudiantes o visitantes que ingresan a la Casa de la Cultura. El Patronato del Museo, en el cual también están integradas Marisol y Mónica Arroniz, mantienen bajo su poder los ingresos por cobro al Museo de Córdoba, pues pese a que en otras ciudades los museos son gratuitos, aquí se fijó una cuota que va de 5 a los 10 pesos por persona.

De los ingresos, tampoco se sabe en qué se han invertido, pues el mantenimiento al lugar es mínimo, las paredes están cubiertas de humedad, no se han traído nuevas exposiciones, ni tampoco se ofrecen talleres.

A ello se suma el control que existe del estacionamiento también manejado por ellos, así como el recién apoderamiento de la exBiblioteca Universitaria, cuyo espacio le fue despojado al administrador del lugar para quedar en manos de la familia Arróniz.

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