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Defensa y Seguridad nacionales

Superiberia

Anoche se tocaron temas de mucha relevancia para el País, en el marco de la séptima edición de la Cumbre de Seguridad.

Este año estuvo dedicada al tema de la Defensa y Seguridad Nacional.

Los temas que se tocaron por expertos, militares, marinos, civiles, legisladores, académicos y demás líderes, son delicados y esenciales para tomar en cuenta.

Empezando por los conceptos. Aunque los términos sean similares, no son lo mismo, como tampoco es la Seguridad pública igual a la Seguridad Nacional. La eterna confusión.

APERITIVO: CONCEPTOS

Para no hacer una columna doctrinaria, basta decir que la Seguridad pública tiene como propósito oficial salvaguardar los derechos de las personas, así como preservar las libertades, orden y paz públicos.

En cambio, la Seguridad Nacional tiene el objetivo de mantener la integridad, estabilidad y permanencia del Estado.

Es así, que estudia los riesgos y amenazas que directamente afecten la estabilidad del Estado.

En cambio, la Defensa Nacional son las acciones llevadas a cabo para protegerse de tales riesgos y amenazas.

La Defensa Nacional trata de acciones vinculadas a preservar la Soberanía, Independencia, Territorio, y unidad de la Federación frente a otros Estados y sujetos del Derecho internacional, así como preservar la integridad territorial.

PIATTO FORTE: CONFUSIÓN Y CONYUNTURA

Cada País tiene su modelo de Defensa y Seguridad Nacional. Por ejemplo, en Estados Unidos, el Ejército no es el que propiamente realiza labores de apoyo a la población en caso de desastre.

Eso lo dejan a la Guardia Nacional.

En México, no. No existe un equivalente a la Guardia Nacional. El Ejército y la Marina se encargan de brindar este apoyo, a través del Plan DN-III y del Plan Marina.

A diferencia del de EU, que es enviado al extranjero a proteger intereses nacionales, el nuestro trabaja intramuros.

La razón de la confusión es porque, en efecto, tanto el Ejército, como la Marina realizan actividades que en realidad no les corresponden, como enfrentar al crimen organizado, situación que en términos generales lo haría la Policía.

No obstante, no tenemos suficientes policías fiables para atender el desafío del crimen organizado en el País. Son pocas las policías profesionales locales que pueden hacer algo, y la Federal todavía es insuficiente.

De tal manera que, subsidiariamente, nuestras Fuerzas Armadas le entran al quite.

Pero tenemos otro factor. Durante décadas se ha dejado crecer inmisericordemente al crimen organizado y hoy no son sindicatos comunes de criminales.

Hoy, son verdaderas amenazas a la Seguridad Nacional, en tanto, controlan gobiernos de municipios enteros (a veces hasta de Estados), y tienen una capacidad de fuego similares a una guerra de guerrillas.

Y sí, en efecto, sólo les pueden hacer frente organizaciones armadas como el Ejército o la Marina. Como sucede, que les enfrentan con la Policía Federal, a lo que se llama “Fuerzas Federales”.

El problema es que, después de una década de enfrentarlos, no se ha avanzado en un andamiaje institucional y legal, capaz de enfrentarse a semejantes criminales.

No se ha dotado tampoco a las Fuerzas Armadas de un cuerpo legal que le dé un soporte jurídico a las actividades que realizan en el terreno de la Seguridad pública, para darle certeza a su trabajo. Y es que los presidentes se van, pero ellas (las Fuerzas Armadas) se quedan.

El reciente exsubsecretario de la Marina, almirante Conrado Aparicio, lo expresó con claridad en el foro de la Cumbre, reprochando la falta de un sistema de Seguridad pública que permita a las Fuerzas Armadas regresar a sus cuarteles.

Ahí mismo, el Presidente de la Comisión de Defensa del Senado, el panista Fernando Torres, aceptó la necesidad de una legislación que les dé certeza jurídica y pidió a las Fuerzas Armadas que presenten una iniciativa, la que estimó debe venir de los elementos castrenses, quienes son los que “Día a día, en el aire, en el mar, en la tierra y en las calles, están arriesgando su vida por este País”, comentó en el ágora de la Cumbre.

Bueno, incluso el propio comisionado Nacional de Seguridad, Renato Sales Heredia, pidió un aplauso para las Fuerzas Armadas Mexicanas a los presentes, en el ágora de la séptima edición de la Cumbre de Seguridad, durante la clausura. Pocas veces se escuchan mensajes tan poderosos.

DOLCE: A GUISA DE EJEMPLO

Pues sí, el tema está en una delicada coyuntura, tras una década de combate al crimen organizado y desorganizado por parte de las Fuerzas Armadas.

Están molestos, están enojados y con justa razón. Para ejemplificar esta molestia, sobran ejemplos, como que hieran a un enemigo en combate, lo trasladen al hospital para su debida atención y un grupo de sicarios los embosquen y asesinen brutalmente a varios de ellos, con armas de alto poder, alevosía y ventaja.

Claro que están molestos cuando los gobernadores de los Estados se desentienden del tema de la Seguridad y dejan todo el peso de la responsabilidad al Ejército y la Marina. ¡Y sus elementos policiacos nada hacen! Muchas veces… ¡ayudan a los delincuentes!

Cómo no van a estar molestos si pasan cosas como que detienen a un mismo delincuente cuatro o cinco veces, y cuatro y cinco veces… ¡sale libre! ¿Hasta cuándo?

Un café, o de plano chocolate caliente, con este frío de otoño.

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