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EL MINUTERO

Superiberia

POR: Andrés Timoteo / COLUMNISTA

MUSEO PARA FORTÍN

Los fortinenses no tienen ni siquiera un museo en la ciudad, pero en ese mismo municipio, Javier Duarte tenía uno personal, lleno de obras valiosas. Ahora que fue recuperada la finca “El Faunito” por el Gobierno Estatal, se encontraron 199 obras de maestros pintores y escultores, así como reproducciones de actas y documentos históricos de gran valía. El matrimonio Duarte Macías adornó las paredes de la mansión con ellos, pensaban pasar el resto de sus vidas viviendo entre lujo y arte, aunque fueran unos analfabetas funcionales –esos que saben leer y escribir, pero ni leen ni escriben.

Entre los cuadros localizados, que ya fueron sujetos a peritajes por expertos, destacan lienzos y bocetos  de David Alfaro Siqueiros, Fernando Botero, Leonora Carrintong, Joan Miró, Rufino Tamayo, Raúl Anguiano y José García Ocejo. También se dio cuenta de una escultura equina de Gustavo Aceves, una de las 55 piezas de la colección “Lapidarium” del artista. El valor económico de las obras de arte es millonario, pero el valor artístico es incalculable.

 El rancho “El Faunito” tiene un valor de 200 millones de pesos, según se ha dicho, fue transferido al Gobierno Estatal por José Juan Janeiro, uno de los prestanombres de Duarte de Ochoa, por intervención directa de Yunes Linares, quien anticipó que la propiedad podría ser sometida a subasta, lo que es bueno para tratar de recuperar dinero en efectivo que tanta falta hace al erario. 

Sin embargo, bien vale la pena conservar  las obras de arte para que los veracruzanos tengan la oportunidad de apreciarlas. A parte de la colección de 37 obras del pintor Diego Rivera que se exhiben tanto en el Museo de Arte en  Orizaba como en la Pinacoteca Diego Rivera de Xalapa, no hay otro punto en la Entidad que exhiba actualmente ese tipo de cuadros como propiedad estatal. Entonces es una oportunidad de oro para que Fortín de las Flores puede dar el salto para convertirse en un destino para el turismo cultural.

Y ahí está la cuestión: si bien esas obras ya son propiedad del Gobierno Estatal, es decir, de los veracruzanos, entonces podrían quedarse en Fortín de las Flores, donde podría edificarse un museo para las mismas. Claro, si en el municipio hubiera un Alcalde culto, comprometido con su pueblo y responsable, se haría la petición inmediata para un proyecto cultural de tal envergadura, pues esas obras salieron del dinero de todos y no deberían concentrarse en Xalapa o el Puerto de Veracruz.

Los fortinenses tienen el mismo derecho que los xalapeños, los porteños y los orizabeños, para tener un museo con obras de tal calidad, el cual sería un atractivo turístico para el resto del Estado y del País. Así, la ciudad pasaría a ser mero lugar de venta de flores a tener una oferta cultural invaluable.  Sin embargo, se  habla hipotéticamente y el proyecto suena a utopía porque Fortín de las Flores no tiene un Edil culto ni comprometido, ni responsable, sino al priista Armel Cid de León, y este señor no rebuzna porque no se sabe la tonada.

HONRAR LA BÚSQUEDA 

El pasado  fin de semana, once Colectivos dedicados a la búsqueda de personas desaparecidas fueron galardonados con la Medalla “Adolfo Ruiz Cortines”, entregada por el Congreso Local y aún cuando no fue el mejor homenaje ni a las víctimas ni a quienes los buscan, pues nadie sale a indagar el paradero de sus seres queridos para ganarse un premio, el acto sirvió para que hubiera un compromiso expreso de la nueva Administración Estatal en el tema.

Al  acudir a la ceremonia, el gobernador Miguel Ángel Yunes Linares, anunció que en Veracruz se elaborará una Ley de Desaparición Forzada que será armonizada con el texto federal cuando éste sea aprobado y confirmó la integración de una Comisión de la Verdad para el caso de personas desaparecidas.  Eso es una buena señal porque se trata de instrumentos valiosos que apuntalarán las investigaciones sobre el paradero de los ausentes, más de 2 mil 500 personas según algunos cálculos.

Como ya se ha citado en este espacio, las comisiones de la verdad son necesarias cuando hay una transición de regímenes dictatoriales o criminales hacia esquemas democráticos de Gobierno. Veracruz tiene esa coyuntura porque tuvo 86 años de gobiernos priistas y durante los últimos doce años la Entidad se convirtió en  una especie de ‘hoyo negro’, debido a que  el crimen organizado invadió las esferas más sensibles de la Administración Pública, como la Secretaría de Seguridad Pública y la Procuraduría de Justicia, hoy llamada Fiscalía General del Estado.

 Instalar una Comisión de la Verdad era algo necesario para que, en un futuro, se pueda iniciar un proceso de reconciliación en la sociedad, aunque para arribar a eso primero se tiene que saber lo sucedido, que la sociedad entienda el fenómeno, localice a sus seres queridos o por lo menos tenga una certeza sobre su suerte. Es decir, saber si están vivos o muertos, algo insoslayable para ejercer el  duelo personal, familiar y colectivo.

 Es un proceso largo, que podría tardar años,  y extremadamente complejo, pero se tiene que comenzar ahora que está la alternancia gubernamental. Se espera que la comisión haga una investigación real y que no quede en simulación o atrapada en el burocratismo y la conveniencia política. El gobernador Yunes y los diputados locales, deben honrar el compromiso para buscar a los desaparecidos. Si no, no tiene caso entregar galardones como bien lo señaló la señora Aracely Salcedo,  quien habló en la tribuna del Congreso Local al recibirla, a nombre del Colectivo de Desparecidos Orizaba-Córdoba.

 De nada sirve la medalla, dijo la activista, si ésta no va acompañada con acciones de Gobierno tendientes a generar las capacidades institucionales para que las instituciones competentes hagan su trabajo y garanticen la búsqueda de las personas desaparecidas de forma diligente y confiable, y así se tenga acceso a la justicia, a la verdad y a la memoria. No lo pudo resumir mejor. Esa es la tarea: honrar la búsqueda, cumplir la palabra empeñada, no dejar el tema sólo para la fotografía y el impacto mediático fugaz.

 Por cierto, en este tema, la tarea de quienes integrarán la Comisión de la Verdad no es poca ni fácil, pues ésta pasa por meter las manos en la tierra, literalmente. Buscar a los desaparecidos en fosas clandestinas, tanto las ya localizadas como las que todavía no se descubren. Tan sólo en los parajes del fraccionamiento Colinas de Santa Fe, al Norte de la  ciudad de Veracruz, los Colectivos han localizado 106 fosas clandestinas. En ellas se extrajeron 97 cráneos, pero se estima que pudieron ser más de 600 personas sepultadas en ese cementerio ilegal.

A esa se le han de sumar los restos de decenas de personas, encontradas en diversos municipios de la zona Centro durante las  jornadas de búsqueda que se realizaron este año. Toda una catástrofe que fue permitida por el Gobierno anterior. Pero otro punto donde es urgente que se busque a los desaparecidos son las instalaciones de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP), y en especial en la sede de la Academia Estatal de Policía, ubicada en la comunidad El Lencero, en el municipio de Emiliano Zapata.

 La voz popular ubica ahí un centro de tortura y posiblemente sus terrenos estén atiborrados de fosas clandestinas donde se desaparecieron los cadáveres de  muchas personas. Hasta allí debe llegar la Comisión de Veracruz. En este contexto, es irónico que la Fiscalía Estatal, cuando estaba a cargo del amateco, Luis Ángel Bravo, haya  abierto una investigación penal contra el exsecretario del ramo, Arturo Bermúdez Zurita, por los delitos de tráfico de influencias y abuso de autoridad, pero dejó en el limbo la persecución de sus crímenes más sangrientos, como la desaparición forzada de cientos de jóvenes y la colusión con bandas del crimen organizado.

 Por eso, tanto los futuros comisionados de la verdad como los legisladores locales, deberán meter las manos al fango para echarle el guante a Bermúdez Zurita y sus mandos policiacos. Buscar a los desaparecidos es un trabajo arduo y lodoso,  hay que excavar la tierra y las entrañas de la pestilente fidelidad. Eso lo saben bien los familiares que por cuenta propia iniciaron la búsqueda de sus seres queridos.

SUSTO AL MIEDO

Algo también  para poner a todos con los ‘pelos de punta’, es el nombramiento del sureño Edel Álvarez Peña como presidente del Poder Judicial, porque ese señor sí es para darle un susto al miedo. Su  imposición –no fue otra cosa- al frente del Tribunal Superior de Justicia del Estado (TSJE) no augura nada bueno y otra vez se vuelve a cumplir el anatema de la jurista Yolanda Castañeda: cualquier impresentable puede ser magistrado. Álvarez Peña es priista de la vieja guardia, compadre del tabasqueño Roberto Madrazo, exgobernador de aquella Entidad y excandidato presidencial en el año 2006. Viene del ala más rancia del tricolor, la mafia de antaño, aunque  lo más grave es que no es jurisconsulto, ni ha sido Juez ni Agente Ministerial y ni siquiera ha litigado en barandillas. Él sabe de interpretación de leyes o de jurisprudencia lo mismo que de física cuántica. Además, es del conocimiento público que su magistratura fue un regalo del innombrable, como pago a sus favores políticos.

 Fue en julio del 2010, en el último año de Gobierno del impresentable sujeto, cuando Edel Álvarez se hizo magistrado junto con Fernando Charleston Salinas, Gladys Pérez Maldonado y Víctor Manuel César Rincón. Y fue en esa ocasión que la magistrada Castañeda lanzó la queja de que sus nombramientos estaban tan amañados y manoseados, que llegaban al Poder Judicial sin el perfil ni la experiencia ni la formación académica requeridos. “Ya cualquier pen… puede ser magistrado”, les dijo.

 Ahora con Álvarez Peña, el bienio se inaugura con un impresentable al frente del tercer poder que compone al Gobierno Estatal. Grave asunto si es que son ciertas las versiones de que su nombramiento fue producto de un enjuague cupular en la coyuntura gubernamental,  ya que poner el aparato judicial en las  manos de tal individuo -que en los corrillos políticos le apodan P-Edel por su dipsomanía y Caremuela, como lo bautizó el innombrable- es un verdadero atentado a las instituciones y a la población.

El nuevo Presidente del TSJE fue un sirviente fervoroso de los últimos dos gobernantes estatales, nunca se le distinguió por cuestionar ni por dictaminar leyes que no fueran a contentillo del despachante de Palacio de Gobierno.

Es verdad, por él fue liberado durante unos meses al detenido por el homicidio de la periodista Regina Martínez, pero de poco sirvió para allegarle justicia a la compañera, pues el sujeto es un “chivo expiatorio” que fue torturado para inculparse. Álvarez no hizo más allá de eso.

En fin, nadie debe esperar nada bueno del Poder Judicial con ese impresentable al frente.

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