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Evasión masiva

Superiberia

Inició como otras investigaciones, sin saber de manera cierta quién dio la información. El caso es que un periodista australiano, el señor Gerard Ryle, recibió un disco duro con información sobre personas con cuentas bancarias en los llamados “paraísos fiscales”. El señor Ryle forma parte de un grupo que se autodenomina Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ, por sus siglas en inglés), y desde el mes pasado la difunden en varios medios de comunicación del mundo.

Hasta ahora el escándalo se ubica en Europa, que, sumida en la austeridad, está conociendo de miles de millones de euros depositados fuera de sus países.

Es tal la indignación, que está afectando a los países, como Francia, donde el gobierno socialista pasa por una severa crisis de credibilidad, ya que entre los hallazgos está un cercano colaborador del presidente Hollande, el señor Jérôme Cahuzac, quien debió renunciar al cargo de ministro de Hacienda por su reiterada negación a aceptar que tenía dinero en el extranjero hasta que un periódico francés publicó que sus depósitos en Suiza se estiman en más de 15 millones de euros.

Hasta ahora han revelado el nombre de miles de personas, de los sectores privado y público, que tienen este tipo de cuentas. Pero lo que más sorprende es lo fácil que resulta abrirlas. Por ejemplo, según los medios, en Delaware, el segundo estado más pequeño de Estados Unidos, abrir una cuenta por internet a nombre de una compañía se hace con 250 dólares de aportación y el pago anual a un ciudadano estadunidense como agente local de 50 dólares. A partir de ahí se pueden establecer empresas y cuentas en cualesquiera de los más de 80 paraísos fiscales, donde es imposible saber los nombres de los propietarios originales de ellas.

El presidente Obama, en su campaña de 2008, mencionó que en George Town, capital de Islas Caimán, hay un edificio de cinco pisos en el que están registradas 18 mil 500 empresas de todo el orbe, y de manera jocosa comentó “o es el edificio más grande del mundo o es la mayor estructura de evasión fiscal existente”.

Un estudio realizado por la ONG denominada “Red de Impuestos con Justicia” (TJN, por sus siglas en inglés), calcula que en 2010 la riqueza acumulada en los paraísos fiscales alcanzó una cantidad de entre 20 y 30 billones de dólares, es decir, casi una cuarta parte de la riqueza mundial. Argumenta que al no poder conocerse certeramente el nombre de los dueños de esas fortunas, la desigualdad entre ricos y pobres no es real, sino mucho mayor de lo que se estima.

Esta semana, el presidente francés ha propuesto varias medidas contra el fraude financiero y pidió a Europa que actúen conjuntamente contra los países que permiten esta evasión fiscal. El problema es que desde 2008 los gobiernos de Europa iban a actuar contra los paraísos fiscales y la evasión; sin embargo, han pospuesto las medidas.

Ya el comisario europeo de la Fiscalidad, señor Algirdas Semeta, ha mencionado que las medidas están listas y únicamente falta la voluntad de los políticos para implantarlas. Hay propuestas sanciones contra los países que otorgan facilidades a los evasores, tales como el bloqueo de la llamada “ingeniería fiscal” que permite la evasión de impuestos, e incluso acabar con el secreto bancario. Estas medidas podrían aplicarse de inmediato.

Pero los burócratas de los organismos internacionales pierden su tiempo discutiendo definiciones de lo que es un paraíso fiscal, en lugar de aplicar medidas para evitarlos, iniciando con el famoso secreto bancario. Al respecto, Luxemburgo ya anunció su flexibilización y Suiza brinda toda la información requerida cuando es presionada por Estados Unidos; pero sólo a este país.

Esperemos que con la información que están dando esos periodistas investigadores, los gobiernos ahora sí tomen en serio la aplicación de medidas contra esta lacra que a todos afecta, y no esperen a que la ola pase y se vuelva a las andadas sin hacer nada, como ha ocurrido en repetidas ocasiones.

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