in

Fue un sueño o una pesadilla

Superiberia

7

Córdoba.- Hace mucho tiempo, donde actualmente se encuentra la iglesia de San Antonio, existía un Convento de Monjes Franciscanos de la Compañía de Jesús, mismos que habitaron dicho lugar hasta 1922, donde fueron asesinados de acuerdo a la literatura y tradición oral.

En ese lugar, es donde nuestro personaje principal, Andrés, padeció de una experiencia más que religiosa.

“Caminaba durante el mes de diciembre por los últimos días del año, había neblina y el chipi chipi eran constantes, casi como una ligera lluvia. Era algo tarde, pues el dueño de la tienda cerraba los inventarios y nos hizo trabajar más de lo común, así que terminamos tarde, era como la una de la mañana, yo caminaba por la avenida 4, desde la calle 17, sólo recuerdo que en la calle 15 dejé a mi último compañero de camino”.

Cansado, el pobre tipo aumentó el paso, hasta llegar a la calle 7, desde ahí era imposible ver la pequeña capilla, sin embargo, el frío que sintió se apodero de él, sus pies se entumieron y la velocidad y alcance de su paso disminuyeron.

“Entre más avanzaba, mis pies pesaban más y el vapor de mi boca era mayor, cuando estaba a 20 metros de la capilla de San Antonio, pude observar en medio de la neblina a cinco figuras de hombre que se encontraban en medio de la plazuela”.

“La barda que se encuentra rodeando la capilla aún no se encontraba, cuando estaba más cerca pude observar que se trataban de monjes, ellos rezaban o cantaban, en un legua desconocida para mí ese día, después descubriría que eran cantos gregorianos”.

Andrés caminaba y su miedo era mayúsculo, entre más caminaba, más cerca se encontraba de los monjes, incluso podía observar la palidez de sus manos y sus largas uñas negras, a cada paso la calle se volvía más angosta.

“En algún momento me vi en medio de ellos, bajaron sus hábitos y descubrieron sus espaldas, las cuales eran azotadas por gruesas cuerdas y aunque su piel era pálida escurría sangre, pero no era roja sino negra, yo ya me encontraba en medio de sus cantos, de lo único que puede distinguir fue la frase: ora pro nobis”.

Bajo la oscuridad, Andrés estaba muerto de miedo, con frío y hambre, sus manos perdieron la fuerza, mientras sentía que era cargado por los monjes y dirigido a un túnel, mientras sus ojos se desvanecieron y cayó en un enorme sueño.

Al día siguiente amaneció a un costado del río San Antonio, mientras era picado por aves de rapiña, recuperó el conocimiento, se preguntó si había sido una pesadilla, pero no se explicaba cómo podría haber despertado en ese lugar…

CANAL OFICIAL

Sancionan a 30 taxistas

Detectan tres casos de cáncer de mama