La caída de un meteorito en la provincia de Cheliabinsk, en la región de los Montes Urales (Rusia), y el asteroide 2012-DA14 que pasó “rozando” la Tierra, fenómenos ambos ocurridos el pasado 15 de febrero, nos llevan a reflexionar inevitablemente sobre la existencia humana y su sentido; dónde estamos y hacia dónde vamos.
Meteoritos, cometas y asteroides no son nada nuevo. El meteorito y el asteroide del 15 de febrero vinieron de algún rincón del universo, aunque iban en sentidos opuestos: el primero de norte a sur, y el 2012-DA14 de sur a norte. Se trata de un universo cuya edad se calcula en 13 mil 700 millones de años: tiempo transcurrido desde la última gran explosión (Big Bang) hasta nuestros días. Inclusive hay quienes señalan un margen de error de 200 millones de años en este cálculo. Ello no obstante que existen modelos cosmológicos, como la teoría del estado estacionario y el universo estático, según los cuales no hay Big Bang y el universo tiene edad infinita, o el modelo cíclico, que sugiere que ocurrieron Big Bangs anteriores, sin profundizar en el gran dilema de qué había antes.
En esta interminable (hasta hoy) secuela de siglos, ¿qué con la humanidad? El Homo habilis u “hombre hábil”, apareció hace 2 millones de años sobre la faz de nuestro planeta. Sus restos fósiles fueron descubiertos en la Garganta de Olduvai (Tanzania), con los primeros utensilios. El “hombre erguido” u Homo erectus es un poco más reciente: 1.5 millones de años. Fue el primer homínido en distribuirse por la superficie de la Tierra. El Homo sapiens u “hombre racional” data apenas de 150 mil a 200 mil años. Un Homo sapiens más moderno apareció en Europa hace unos 40 mil años y dejó huellas de organización económica, urbana, agrícola y social.
Al inicio del siglo XXI la humanidad penetra en otro periodo histórico de su existencia: incursiona audazmente en la manipulación genética de animales y vegetales; comercializa con embriones humanos, coloca robots en la Luna y en Marte, pone al telescopio espacial Hubble a tomar deslumbrantes fotografías de lejanas galaxias, desafía belicosamente con temerarios ensayos nucleares, ¡anuncia la posibilidad de diseñar hijos perfectos para padres y madres cuyos sueños rebasan toda realidad mundana!, inventa máquinas capaces de dar 4 millones de respuestas en dos segundos…
Pero esta humanidad es incapaz de explicarse la seductora, luminosa y, a veces, amenazadora presencia de mensajeros del universo, como el meteorito de Cheliabinsk o el 2012-DA14. Un universo ante cuyos 3 mil 700 millones de años de edad los humanos somos apenas una expresión maravillosa de la brevedad del ser. Per saecula saeculorum.
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Secretario de Educación Pública del estado de Puebla
