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LOS INOCENTES

Superiberia

En materia económica y particularmente energética, México vive tiempos inéditos y paradójicos: es un País rico en petróleo, pero hay escasez de gasolina en la mitad del País  y a eso se añade que para enero se elevarán los precios del combustible de un sólo golpe, de entre 14 y 20 por ciento. Así, un litro de gasolina costará más barata en el extranjero que en México, aun cuando el País es el noveno productor del mundo en un ránking de 130 naciones petroleras.

Cómo es posible que siendo un productor mundial se tenga que importar  gasolina a precio de oro y que actualmente no haya combustible en las estaciones de servicio. Esta situación no es producto de los vaivenes en la economía internacional, como lo pretenden hacer creer las autoridades, sino de la corrupción tolerada, fomentada y realizada por el Estado. Es una cadena de complicidades: los gasolineros ocultan el hidrocarburo porque esperan la subida del precio para aumentar sus ganancias.

Paradójicamente la especulación ya llegó al nivel del consumidor en un producto que otros años era de alcance seguro bajo el entendido de que se producía aquí mismo. También la liberación de los precios en las gasolinas y el diésel es resultado de todo un proyecto para despojar a los mexicanos de su riqueza energética y convertirlos en mera clientela para las grandes transnacionales. Los mexicanos dejaron de ser los dueños del petróleo y pasaron a  ser los clientes obligados a pagar el precio que a los empresarios se les antoje poner.

Tal es el fruto de la llamada Reforma Energética, la ‘joya de la corona’ del Gobierno del priista Enrique Peña Nieto, que no fue otra cosa que un engaño. La clase política del País –léase el PRI, PAN y PRD- se confabuló para hacer “inocentes” a millones de personas, promoviendo la idea que dicha Reforma era necesaria para detonar el desarrollo económico y la bonanza financiera de la Nación, aunque en realidad era un fraude.

No sólo se entregó la riqueza petrolera al capital privado y está en proceso el desmantelamiento de Petróleos Mexicanos (Pemex), sino que la clase trabajadora que depende de esa industria está siendo despedida de forma masiva. Miles de obreros son echados a la calle porque las refinerías y otras naves industriales requieren tener el mínimo de costo laboral para que sean entregadas a las firmas extranjeras.

Lo anterior, además de las secuelas ya citadas como es la importación de gasolina y la escalada de precios, la cual a su vez provoca el alza generalizada en todos los productos y servicios. En resumen, la Reforma Energética sólo trajo a los mexicanos desempleo, encarecimiento de la vida y por ende, más pobreza. Fue un engaño macabro de la clase política coludida con los capitales transnacionales.

Por eso, ayer que fue 28 de diciembre, día dedicado a los llamados “Santos Inocentes”, el contexto hace más grande la burla porque la mayoría de los mexicanos se tragaron el cuento de que la Reforma Energética era la panacea para el País. Priistas, panistas y perredistas se están carcajeando de los inocentes mexicanos que se quedaron callados, sin impedir el atraco.

Los mexicanos no cuestionaron a los traidores y no se movilizaron para evitar que se modificara el texto constitucional con el fin de regalar el patrimonio de la Nación.  Y hay que decirlo con todas sus letras, lo tienen bien merecido por creerles y no resistirse, por no impedir que se salieran con la suya esos facinerosos. Hoy lloran como plañideras lo que no supieron defender como varones.

EL TRÍO DE FELONES

Toda esta calamidad en el ámbito económico y energético tiene responsables con nombre y apellido. Ya se ha dicho, la clase política corrupta, pero no hay que dejarlo en el concepto etéreo sino personalizarlo, porque los traidores deben ser exhibidos para que la terca memoria los tenga presente y en cuanto se tenga la oportunidad sean desechados de la vida pública.

En Veracruz hay tres grandes felones. Son los Senadores de apellido Yunes. Dos priistas, José Yunes Zorrilla y Héctor Yunes Landa, y un panista, Fernando Yunes Márquez.

Ellos se desvivían en sus campañas electorales jurando que defenderían la economía popular y prometían  que no habría más “gasolinazos” en cuanto pusieran un pie en el recinto senatorial. Hoy se sabe que no  hicieron nada y ni siquiera han tenido el valor de ofrecer una disculpa a los veracruzanos por mentirles. Pero lo peor es que ya como legisladores, los tres hicieron campaña a favor de la Reforma Energética, defendiendo la mentira y por supuesto, votaron sin chistar las modificaciones constitucionales.

Su descaro fue de tal nivel que, por ejemplo, el priista Héctor Yunes llegó a decir que los que habían votado por el PRI en las elecciones del 2012 automáticamente lo habían hecho a favor de que se aprobara la  Reforma Energética. Hoy el perdedor Yunes Landa hace mutis y no da la cara a los veracruzanos que engañó. El otro priista, Yunes Zorrilla, ayer tuvo el descaro de llamar a los veracruzanos a “confiar” en que el precio de la gasolina si bien subirá drásticamente en enero, en el transcurso del año tendrá que bajar.

¿Alguien le cree a este felón que en la víspera del Día de los Inocentes quiere volver a tomar el pelo a los ciudadanos? Y qué decir del empequeñecido panista Fernando Yunes, quien en octubre del 2013 tuvo la osadía de acusar a quienes convocaban a la resistencia civil para que no se privatizara el petróleo de fomentar “un clima de crispación, caos, desorden y violencia”, y de llevar al País la crispación y al retraso, cuando fueron ellos quienes lo condujeron a este desastre económico.

En diciembre de ese año, el mismo senador juró ante los micrófonos de la prensa que la Reforma Energética “traerá desarrollo favorable para todos, para el propio Pemex y de ninguna manera habrá despidos ni alza de precios”. El pequeño Legislador no se anima a tragarse sus palabras, pues sigue agazapado sin salir a ofrecer una disculpa por engañar a los veracruzanos.

Los tres Yunes quieren seguir en la palestra pública, para continuar engañando y traicionando al pueblo –y claro, viviendo del erario-. Uno, Yunes Landa, ya fue tundido por los electores en la pasada contienda electoral por la Gubernatura, pero insiste en volver a aparecer en la boleta electoral del 2018 al igual que el otro priista Yunes Zorrilla, mientras que el panista Yunes Márquez pretende ser Alcalde de Veracruz. Vaya con estos descarados, pues lo que se merecen es que los arrojen al basurero de la historia.

 

PARA JODER AL VECINO

Y como ayer fue Día de los Inocentes, van las clásicas “preguntas para joder al vecino”. Una:

¿Qué el exGobernador veracruzano, o mejor dicho Alex Huerta del Valle iba ir a la fiesta de los quince años de Ruby celebrada el lunes  en San Luis Potosí? Por eso el fuerte operativo policiaco, pues temían que se fuera a robar la chiva de 10 mil pesos, no tanto por los otros miles que acudieron.

Dos: ¿Cuál es el común denominador entre Mario Villanueva y el ex-Gobernador? No es que hayan sido gobernadores ni que ninguno  haya terminado su sexenio y ni siquiera que ambos hayan enfrentado pesquisas judiciales. No, el común denominador se llama María Gina Domínguez Colío, vocera invitada de ambos caídos en desgracia. Uno preso –va a ser extraditado de Estados Unidos- y otro, también en el extranjero.

En cambio,  a  ella no la zarandea ni el viento: sigue sin una orden de aprehensión, es dirigente de la Fundación Colosio sin haber sido nunca militante priista, lleva mano en la paquiderma Comisión de Periodistas y además regentea su holding mediático, construido con dinero mal habido, según la leyenda negra. Toda una sobreviviente, pues “yerba mala nunca muere”, dirían las abuelas.

La tercera: ¿Quién es el jefe de asesores –vaya que hay dinero para pagarlos y eso que  hablan de austeridad- de un secretario yunista que todos los días en las redes sociales hace el recuento de los muertos que van desde que Miguel Ángel Yunes tomó posesión como Gobernador? En su muro pregunta a diario: “¿Cuántos muertos habrá hoy en la ciudad?”,  y  juega a las apuestas sobre la ineficiencia de las autoridades estatales.  Una pista, donde hace la apuesta para ver cuántos muertos hay cada día es Córdoba. No me ayudes compadre, deben estar diciendo su jefe inmediato y el jefe de éste.

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