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Morena: competencia radical

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López Obrador es un político singular en la historia de México. Su trayectoria, llena de claroscuros, ha oscilado entre una vieja militancia en el PRI hasta roles protagónicos como candidato presidencial por el PRD y sus aliados. Su discurso mesiánico y polarizador lo ha colocado, junto a Cuauhtémoc Cárdenas, como uno de los grandes “patriarcas” de la izquierda nacional.

Con dos derrotas sobre su espalda, el tabasqueño decidió despedirse de manera definitiva de su militancia en el partido del sol azteca y junto a un grupo de “fieles” aventurarse en la construcción de un nuevo partido llamado Morena, que al constituirse generará una competencia radical en lo ideológico y lo programático al PRD, PT y Movimiento Ciudadano, que hasta la fecha monopolizan la representación electoral de la izquierda.

Martí Batres, cercano seguidor de AMLO, quien siempre había despreciado los procedimientos y mecanismos de control que tutela el IFE, desde enero de 2013 solicitó al Instituto el trámite de registro para transformar a Morena, hasta entonces asociación civil, en partido político nacional.

La nueva aventura política de AMLO va por buen camino. El pasado domingo, Morena cumplió con el último requisito para convertirse en partido, al llevar a cabo su asamblea nacional constitutiva. En el evento se aprobaron los documentos básicos que incluyen programa, declaración de principios y estatutos.

El procedimiento para la formación de nuevos partidos incluye contar con tres mil afiliados en 20 entidades federativas o 300 afiliados en 200 distritos electorales. Todo indica que Morena ha cumplido satisfactoriamente con los requisitos establecidos y que en consecuencia, si el INE no dice lo contrario, a partir del 1 de agosto su registro será válido para poder participar en las elecciones intermedias de 2015.

La inminente aparición de Morena como una nueva fuerza política implicará la obtención de una jugosa bolsa de recursos públicos que deberán ser entregados mensualmente por la autoridad electoral, mismos que serán fiscalizados de acuerdo a la legislación secundaria que comenzará a discutirse en el Congreso a partir del 1 de febrero.

En su discurso dominical, AMLO dejó clara la línea radical de su movimiento y señaló que a pesar de que su partido recibirá dinero público y buscará ocupar curules y cargos en el gobierno: “No nos van a dar atole con el dedo, no nos van a maicear, no nos van a contentar con cargos (…) el objetivo principal es cambiar este régimen corrupto, este régimen de injusticias y de privilegios”.

BALANCE

El primer reto que enfrentará Morena será contender en 2015 de manera solitaria, ya que la ley le prohíbe coaligarse en el primer proceso electoral que participe. De igual forma, al haberse incrementado el porcentaje mínimo de votación para conservar el registro, de 2 a 3%, el partido de AMLO tendrá que recurrir a “cuadros” con arrastre y estructura electoral, situación que podría favorecer el pirateo de militantes distinguidos que actualmente están en las filas de otros partidos de izquierda.

Para el PRD, la competencia que significará Morena es ya una preocupación genuina. Como muestra un botón: en la plenaria de senadores del sol azteca, el padre Alejandro Solalinde lo dejó caer como un “balde de agua fría” al decir que el PRD, al colaborar con la agenda reformista del PRI-PAN, ha traicionado a México y que por ello deberían rectificar y reunificar a las izquierdas. El sacerdote fue más allá y recomendó a los legisladores que abandonaran la corrupción y que fueran honestos como Morena.

La irrupción de Morena a la contienda política, con los beneficios de financiamiento público y tiempos en radio y televisión, es una noticia que seguramente transformará el escenario electoral del país. Ojalá que al aceptar las reglas del juego, el ex candidato presidencial y sus seguidores no caigan en la contradicción de aceptar recursos públicos y al mismo tiempo “mandar al diablo” a las instituciones que conducen la democracia del país. No sería válido.

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