Ernesto Ruffo Appel llegó a la cafetería del Hotel Four Seasons sin pelos en la lengua. A leguas se veía que quería hablar de los panistas de “la nómina”, pero también de los estragos que al interior de su partido provoca lo que, curiosamente, llama “la onda grupera”.
Una y otra vez repitió que el fenómeno “grupero” -más característico del PRD que del PAN- no sólo ha apartado a los militantes de los principios y convicciones que su partido defendía el siglo pasado, sino que ha llevado a muchos de ellos a transformarse, por necesidad, en “lacayos” del hombre del poder en turno.
“Cambiaron el bien común, por el bien propio”, lamentó.
El primer gobernador de extracción panista que hubo en el país -ganó Baja California hace 24 años-, apuntó sus baterías en contra del ex presidente Calderón.
No olvida el eslogan que en los noventas Felipe pronunció ante el Consejo Nacional, cuando el de Baja California disputaba la jefatura nacional del PAN: “Hay que ganar el gobierno, sin perder el partido…”. Está convencido de que la pegadora frase iba contra él, porque representaba el panismo ciudadano. “Nos llamaban neopanistas”, recuerda.
¿Y qué sucedió? Preguntó, mordaz, con su norteño acento. El mismo respondió: “Se ganó el gobierno y se perdió el partido”.
El legislador ve en la derrota de Acción Nacional una oportunidad de recuperar el partido. El pastel a repartir desapareció con la victoria del PRI. Las tentaciones de servir al hombre en el poder se fueron con Felipe. Se quedan los valores y no los puestos. “Poco a poco serán más libres, ya no van a estar en nómina”, pronostica.
Ruffo está plenamente identificado con Carlos Medina Plascencia, ex gobernador de Guanajuato. “Somos Batman y Robin”, dice. “La bronca es saber quién es Batman y quién es Robin”, agrega riéndose.
Ya encarrerado, rescata de la “onda grupera” a otros panistas que, según él, valen la pena: Pancho Barrio, Ricardo García Cervantes, Fernando Elizondo, Fernando Canales. “Son hombres limpios, decentes, de convicciones firmes”, asevera.
De la difícil situación que enfrenta Gustavo Madero, dice que es fruto de las tensiones gruperas. “Pareciera que está provocado por intereses”, señala.
– ¿Qué intereses?, preguntamos.
– No soy Ministerio Público, ni quiero causar alboroto a Madero.
Antes de irse nos deja muy claro que no está en campaña por la Presidencia nacional del PAN, a renovarse en diciembre próximo. “Soy senador y me eligieron por seis años…”, remata.
Muchas suspicacias levantó el nombramiento de Pedro de León Mojarro como coordinador de Delegaciones Estatales de la Sedesol. Es cuñado del gobernador priista de Zacatecas, Miguel Alonso.
Voces vinculadas con el azul nos dicen que el hombre es un experimentado operador electoral del PRI. Fue delegado del CEN del PRI en Zacatecas hasta enero pasado. Peor aún. Le coordinó la campaña a Peña Nieto en ese estado. Su currículum no le ayuda a disipar sospechas. “¿Ayudar a los pobres un operador político? Sí, como no…”
Las mismas voces nos dicen que Rosario Robles, quien salió bien librada de su comparecencia ayer en San Lázaro, le dio el visto bueno al cuñado del gobernador de Zacatecas y que muy pronto empezará a hacer su verdadera chamba: operar.
Canek Vázquez es un joven político vinculado a Manlio Fabio Beltrones. Apenas el 12 de febrero pasado había rendido protesta como director general del Infonacot. No duró ni tres semanas.
Y no vaya usted a creer que andaba en busca del Récord Guinness de la más corta duración en un cargo público. Tampoco que su cercanía con su jefe sonorense tuvo algo que ver con la separación del cargo. El ex dirigente juvenil del PRI simplemente no cumplía con los cinco años de experiencia en el ramo financiero que se requieren para dirigir ese instituto.
No duró mucho en la banca. La noche del martes le comunicaron que se incorpora como subprocurador de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente. Estaba feliz. Nos mandó el siguiente mensaje: “Soy y seré un soldado de las decisiones del Presidente de la República. Las asumiré con disciplina y lealtad”.
