Córdoba.- Al gobernador Javier Duarte de Ochoa se le viene la noche encima. La relación tan cercana que presumía tener con el presidente de la República, Enrique Peña Nieto, está más que fracturada. Las posibles causas: los elevados índices de inseguridad que imperan en el estado.
Duarte engañó al Presidente, maquilló los datos de lo que está pasando en Veracruz en cuestiones de seguridad y, en su momento, lo usaron como ejemplo para otras entidades. Pero llegó un punto en que ya no pudieron ocultar la ola de secuestros, robos y ejecuciones que se están registrando, especialmente en la zona centro, la tierra que vio nacer a Duarte, donde las familias han sufrido más los embates de la delincuencia.
La Canacar se queja también de los robos que han sufrido los de su gremio, quienes ya no saben a quién acudir por las pérdidas económicas que enfrenta el sector. De acuerdo al columnista de El Universal, Ricardo Alemán, Peña Nieto está sumamente preocupado, ya que el año próximo tiene enfrente las elecciones federales, donde el estado de Veracruz aporta ni más ni menos que 21 diputados federales. Unos malos resultados en el estado pondrían en riesgo la mayoría del PRI en el Congreso.
El Presidente no confía en el Gobernador de Veracruz, ni mucho menos en la gente con que se rodea. Después de lo acontecido el año pasado, cuando Ranulfo Márquez y Salvador Manzur pusieron en peligro la Cruzada Nacional contra el Hambre, dejando mal parado a Peña Nieto, no quiere que la situación se vuelva a repetir.
Con información de Gobernantes y El Universal
